-
Tribuna de Opinión remitida por Pilar Blasco, vecina de Alcalá de Henares. Licenciada y profesora de Secundaria en Lengua española y Literatura en IES alcalaínos y de la Comunidad de Madrid. Actualmente jubilada, ha colaborado con frecuencia en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.
En Toledo desde hace unos años hay un espectáculo maravilloso y emocionante. No sólo por el derroche de tecnología, la organización y control de las masas de espectadores, por los precios populares, la variedad de la oferta…, etc. Es verdad que hay que ir preparado y provisto de energía, resistencia y algo de dinero en el bolsillo. Pero la recompensa por el esfuerzo y paciencia merece la pena. Naturalmente no le estoy haciendo publicidad a ese original parque temático, ni falta que le hace, el aforo suele estar completo y la satisfacción asegurada. El boca a boca hace lo demás. Pero mi sorpresa y emoción no es por el despliegue de arte dinamismo y belleza, que también, sino por el recorrido básico y elemental, casi ingenuo, quizá por eso más atractivo, por la historia de España.
El retablo de las maravillas históricas que se despliega en diversos episodios y lugares es una delicia. En estos tiempos de revisionismo y parcialidad manipulada de nuestro pasado histórico, de banderías y nacionalidades resentidas y excluyentes, violentamente separatistas algunas; Reclamantes de derechos ancestrales más o menos antiguos, más o menos verdaderos, de deudas, nunca convenientemente satisfechas por el eterno deudor-opresor Estado español; ofendidas en su soberanía, personalidad, lengua, raza y demás caracteres identitarios tan jaleados, tan machaconamente enarbolados contra los vecinos de mapa y nación… En medio de ese panorama social y político en el que sin pretenderlo, la mayoría de españoles nos vemos inmersos en los últimos tiempos, en este mapa de incoherencias e insensateces diversas, resulta consolador y refrescante el espectáculo Puy du Fou.
Es una compañía francesa, como su nombre indica, la que recrea esa historia idílica y brillante de nuestro país. Con la mirada no contaminada de los prejuicios autóctonos y sin los complejos adyacentes. El proyecto habrá encontrado en el prestigio histórico de Toledo y de España por extensión, un filón económico muy digno y respetable, como debe ser; pero lo cierto es que inconscientemente o no, el espectáculo responde en cierto modo a la angustia y desconcierto que muchos españoles sentimos por nuestro pasado, presente y futuro. La historia de España, como todos sabemos, no fue tan idílica naturalmente, sino que estuvo envuelta en luces y sombras, mentiras y traiciones, hazañas y glorias, victorias y derrotas, orgullo y vergüenza. Como la vida misma.
Puy du Fou sin embargo ha destacado a toda luz, sonido y color lo mejor, lo más heroico y legendario, lo más memorable, las más altas ocasiones que vieron los siglos, en palabras de nuestro padre espiritual alcalaíno, Don Miguel de Cervantes, héroe de Lepanto y reflejo insuperable de la España de su tiempo, figura universal de la narrativa y de la lengua española al más alto nivel. Espero que estas verdades incontrovertibles no sean puestas en duda ni atacadas por los habituales odiadores online. A Don Miguel no, por favor.
De la historia negra de España, la verdadera y la inventada, tenemos inflación de literatura, no solo académica, sino mediática, cinematográfica y televisiva a todos los niveles. Y esa corriente no cesa, aunque ya haya sido revisada y analizada con documentos, pelos y señales, es igual. Al punto de que las últimas generaciones no han tenido la ocasión ni el gusto de enorgullecerse por contar entre sus antepasados a superhéroes de capa y espada, de ciencia, de literatura, de navegación, de filosofía, de política, de arte… Para algunos, muchos por desgracia, casi todo lo acontecido entre y por los españoles ha sido espeluznante, injusto, negro, inquisitorial, y, como no, fascista, al menos desde el imperio romano. Sólo los “pueblos originarios” se libran del escarnio histórico, los que no se conocen y nadie sabe nada de ellos, pero es lo que mola aquí y ahora.
La cuestión es que si los lectores de este texto agradecido se acercan a los alrededores de la imperial Toledo sin prejuicios y con su mochila, cartera y buen calzado, asistirá a una serie de espectáculos sorprendentes, bellos y gratificantes. Gracias otra vez. No se lo pierdan.