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No habrá vuelcos electorales porque no hay debates decisivos.
Francisco Muñoz Romero es Profesor de Comunicación Institucional e Imagen Pública del Departamento de Teorías y Análisis de la Comunicación en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid
Los debates siempre los ganan los medios. Los medios que organizan el debate y los medios que se nutren de sus contenidos. Los debates son un espectáculo, un programa de entretenimiento a mayor gloria del show-business. El debate de Sánchez-Feijóo es lo más parecido a un Madrid-Barça que se puede ver en televisión. Es un derbi o un clásico. Y como sucede con los espectáculos deportivos, lo mejor viene después, con las cervezas y los comentarios sobre el partido.
No hay debates cruciales. Nunca, hasta la fecha, ningún debate ha dado la victoria o la derrota a un candidato. Ni a Kennedy en el 60 ni a Zapatero en el 2008.
Ahora bien, podrían ser más importantes y tener más influencia de la que tienen. Si se plantearan realmente como debates. Si estuvieran regulados. Si se abordaran como servicio público. Si no estuvieran secuestrados por los aparatos de los partidos y de los medios. Si tuviesen la intención de “formar” opinión sobre temas cruciales y no se limitaran a “persuadir” de que los buenos son buenos y los malos son malos. Pero esto no es así.
Los debates no tienen regulación en la LOREG. Puede haber o no. Puede haber uno o cinco. Pueden ser a dos, a tres, a cuatro, a siete…. El formato tampoco ayuda. Bloques cerrados, temas tasados y sucesión de monólogos con algunos derrotes. Se trata más de “colocar” un mensaje y trasmitir capacidad y confianza. No hay debate, es el cortejo de los pavos reales.
Es curioso que a pesar del ruido mediático y la importancia atribuida a los debates electorales, no haya demasiada investigación de fondo sobre los efectos de los mismos. Posiblemente debido a su enorme complejidad y a la dificultad de aislar el “factor debate” de los otros componentes que configuran la intención de voto.
Por eso, el fin de la presentación que publica ALCALÁ HOY es ayudar a contextualizar el debate de esta noche y servir como reflexión a las “formas” de la política. Porque está claro, en mi opinión, que cuanto más espectáculo, menos democracia. Cuanta menos reflexión, más populismo.
Los debates electorales …