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No hace falta ser un hacha en matemáticas para caer en la cuenta de que repartirse un 15% en tres listas era transitar por el filo del fracaso.
A la mañana siguiente, pasada la resaca electoral, un nuevo sentimiento se apuntó al desayuno. La indignación. O, mejor dicho, INDIGNACIÓN. Así, en mayúsculas.
Indignación porque se veía venir. Indignación porque no se ha aprendido nada. Indignación porque, a pesar de todo, no será fácil exigir responsabilidades. ¿Quién las asumirá?
Se preveía. No era un problema de la ley D´Hondt. Era un problema del umbral mínimo. Si no se alcanza un mínimo del 5% los votos se pierden, no computan. En Alcalá los partidos a la izquierda del PSOE han obtenido, históricamente, porcentajes de entre un 5 y un 15% (con la única excepción de 2015, donde la crisis, el 15M y la pujanza de Podemos lograron situar el listón en el 25% —hoy es claro que no estamos en ese contexto—).
No hace falta ser un hacha en matemáticas para caer en la cuenta de que repartirse un 15% en tres listas era transitar por el filo del fracaso.
En las elecciones de 2019, esta estrategia de división a punto estuvo de costar la alcaldía. Entre Somos Alcalá y Más Madrid enviaron nada menos que 6.126 votos a dormir el sueño de los justos. Si se juntaron in extremis los 14 concejales para investir a Rodríguez Palacios, fue, precisamente, porque la derecha también se desgajó en cuatro partidos (recordemos que en aquellas elecciones Ciudadanos estaba en la cresta de la ola y España 2000 mantenía cierta base de votantes).
Se ganó la alcaldía, que era lo importante. Con el objetivo conseguido, nadie extrajo conclusiones. Nadie quiso aprender nada.
A pesar de todas estas evidencias, de todas las señales, se quiso tentar a la suerte. Esta vez con funestas consecuencias. Nos gobernará el PP —veremos si en coalición con VOX o solo apoyando la investidura—, el mismo partido que hace una década dejó secas las arcas municipales, una deuda rampante y unos cuantos escándalos de corrupción.
Cabe preguntarse qué hubiera sucedido de haber concurrido en bloque, en una suerte de coalición al estilo «Sumar.» La conjetura, ahora sí, la resuelven las matemáticas. La siguiente simulación junta los votos de los tres partidos a la izquierda del PSOE.
Según este escenario, la izquierda seguiría gobernando la ciudad complutense. No se necesitaban más votos. Bastaba con los mismos distribuidos de manera diferente. Incluso perdiendo dos mil votos en esa hipotética suma, es decir, con apenas nueve mil votos entre los tres partidos, se habrían conseguido los tres concejales necesarios.
Queda, por tanto, una pregunta por contestar. ¿Quién asumirá la responsabilidad por tamaña negligencia? ¿Quién pedirá perdón a los casi cuarenta y seis mil votantes de izquierdas de esta ciudad? ¿Javier Rodríguez Palacios, que añadió dos mil votos más a lo que ya fuera un solvente resultado en 2019? ¿Ayuso, por una campaña innoble y abyecta?
Yo lo tengo muy claro. Efectivamente. Nadie, absolutamente nadie.
En esta fiesta de la democracia ya estamos todos. Desunión, ego, resentimiento, rabia, vergüenza ajena, tristeza, desesperanza. Démosle la bienvenida a una última e insigne invitada: la impunidad.
Por descontado, la izquierda paga.
- Javier Bardón es profesor de Psicología Social en la URJC , escritor y activista político-social
Hay partidos y, sobre todo, personajes que se llaman de izquierda cargados de egos y soberbia, que empiezo a pensar que son más antiPSOE que anti PP y que se han cargado un buen gobierno. Deberían hacérselo mirar
La conclusión es que si no son capaces de presentarse unidos, porque cada uno quiere controlar su corral, como podemos pensar los ciudadanos que van a solucionar alguno de nuestros problemas.
Otro que no se ha enterado de nada.
Anda que no es soberbio este hombre, el gobierno de Alcalá se ha perdido por los errores de Pedro Sanchez y sus palmeros, sacar de la carcel a los golpistas catalanes, la ley del si es si, la ley de vivienda, el pactar con criminales como Bildu y con delincuentes como ERC, el apoyo a los okupas, etc, etc, etc, . Cuando uno juega con fuego se acaba quemando.
Si se parara usted un momento a analizar los resultados de las elecciones, vería que el PSOE ha aumentado sus votos respecto a 2019, así que poco impacto han tenido todas esas cosas que menciona en la decisión de los votantes de Alcalá. No, como dice el autor del artículo, ha sido la división de la izquierda a la izquierda de los socialistas la que ha puesto en bandeja el gobierno de la ciudad al PP.