Incomprensible fractura o el suicidio anunciado de la izquierda alcalaína | Por Matías Escalera

Desde hace años, he considerado la independencia partidaria y mi relación fluida con todas las tradiciones políticas de la izquierda, libertarias o marxistas, mi seña de identidad y el punto desde el que puedo aportar y ser más útil a mis iguales.

Foto remitida por el autor
  • Matías Escalera Cordero es profesor, activista social y escritor. 
Foto de Pedro Enrique Andarelli en la Rosaleda del Parque O´Donnell

Hace mucho tiempo que dejé de intervenir en la política organizada alcalaína, casi desde que regresé del extranjero, a principios de los años noventa del pasado siglo, después de un intenso compromiso, a lo largo de los años ochenta, como militante del PCE.

Desde que, poco antes del inicio de la guerra en la antigua Yugoslavia, dejé mi puesto de profesor en la Universidad de Ljubljana, la capital eslovena, y me instalé definitivamente en la ciudad, en donde he vivido y he trabajado de profesor –en la escuela pública–, todos estos años, no he hecho otra cosa que dedicarme a la tarea de escribir; y solo eventualmente, desde un segundo plano, he apoyado algunas iniciativas, generalmente culturales, que han ido surgiendo: únicamente, cuando ha sido inevitable lo he hecho desde un primer plano, en el caso, por ejemplo, de los ciclos de lecturas poéticas en Diógenes, que yo mismo coordinaba. O, en el ámbito sindical, como profesor afiliado a Comisiones Obreras y miembro fundador de la Asociación de Profesores de Alcalá de Henares (APAH), principalmente, durante las grandes movilizaciones de la Marea Verde, en las que ejercí de portavoz. En ese aspecto, como en el de la escritura, mi activismo social y sindical ha sido siempre indudable y evidente.

En la política partidaria, sin embargo, me he mantenido rigurosamente al margen, a pesar de que nunca he rehuido el apoyo o la participación en aquellas iniciativas a las que me han invitado, tanto mis antiguos compañeros, como otros grupos progresistas o de izquierda (sean estos de tradición libertaria o socialista o comunista). En algunas elecciones he sido interventor o apoderado de Izquierda Unida y, en 2019, apoyé y me comprometí testimonialmente con la candidatura municipalista de Somos Alcalá, cuyos representantes fueron víctimas, al final, desgraciadamente, no solo de la infernal dinámica partidista tradicional, sino, peor, del infundio orquestado desde la derecha y de su propia inocencia política, que anularon su honesta y sufrida labor dentro del equipo de gobierno municipal.

Antes, había participado ocasionalmente en la asamblea del 15M en la ciudad (digo ocasionalmente, pues mi actividad, en aquellos momentos, se daba esencialmente en Madrid, en las asambleas de Sol o en asambleas especializadas de gentes de la cultura radicadas en la capital). Últimamente, tengo un contacto muy fácil –básicamente, a través de la escritura– con compañeros y compañeras de Izquierda Anticapitalista, con quienes guardo una relación más estrecha y continuada, pero no orgánica; aunque colaboro, ocasionalmente, del mismo modo, con compañeros y compañeras de IU y del PCE, o con compañeros y compañeras del ámbito libertario, sean de CNT o CGT, entre los que me siento, también, muy a gusto.

Desde hace años, he considerado esta independencia partidaria y mi relación fluida con todas las tradiciones políticas de la izquierda, libertarias o marxistas, mi seña de identidad y el punto desde el que puedo aportar y ser más útil a mis iguales. Y es, justamente, desde esta posición de absoluta independencia y libertad, desde mi condición de ciudadano y persona de izquierda, que tiene amigos y amigas, compañeras y compañeros, en prácticamente todas las facciones, desde la que me dirijo a los aparatos de las candidaturas de izquierda que se presentan a estas elecciones municipales en Alcalá, para deciros que, si os habéis propuesto hacer desaparecer la representación de izquierda en nuestra ciudad, lo habéis conseguido; que, si os queda un resto de dignidad política y personal deberíais dimitir todos y, por supuesto, vuestros respectivos aparatos nacionales o autonómicos que os han obligado, en unos caso, o permitido, en otros, consumar este auténtico suicidio político. No sois conscientes (aunque sé que entre los más honestos e inteligentes de vosotros, lo sois) de cuánta desmoralización, decepción y desánimo habéis provocado. No os merecemos o, tal vez, sí os merecemos, por haberos permitido tomar nuestras organizaciones; por haber hecho, como yo, desentenderme de la militancia política organizada y haberos dejado llegar a donde habéis llegado; así que, pensándolo bien, desgraciadamente, sí os merecemos.

Y, aun así, con todo este desánimo, esta desmoralización, sentido de la propia culpa y frustración, pido a todos y a todas las votantes de izquierda de Alcalá que no nos quedemos en casa el día 28 y que vayamos a votar, a cualquiera de esas candidaturas: da igual, con la que simpaticemos más. En mi caso, mi corazón está partido entre los antiguos compañeros de Somos Alcalá, gente honesta y válida, y David Cobo, al que conocí como activista de la PAH, en las asambleas del 15M de la ciudad, y que representa esa militancia, honesta, también, e incansable, ese compromiso imbatible por el bien común que vi en muchos de mis viejos camaradas.

Así, pues, debemos ir a votar, sin ilusión, por compromiso democrático, sin olvidar ni  perdonarles nunca que nos hayan hecho optar y que nos obliguen a acompañarlos en este suicidio anunciado al que nos han abocado.

Espero, finalmente, que, de una vez por todas, aprendamos la lección y que la aprendan, incluso, estos aparatos suicidas que dirigen nuestras organizaciones, y que reaccionen en las generales. Es desolador pensar que la izquierda, en una candidatura unitaria, sería clave para gobernar esta ciudad y que lo sería para gobernar el país y, tal vez, también, nuestra desgraciada y vapuleada –por esta derecha cateta, ignorante y cerril– Comunidad de Madrid.

Votemos y mostremos, al menos nosotros, la gente común, de a pie, de izquierda, una cierta dignidad en este acto de inmolación anunciada. Quizás, a los más jóvenes y a aquellos para los que la democracia fue un regalo, pues nada hicieron o nada han hecho por ella, no os diga nada una urna, pero a muchos de los que luchamos por ellas y vimos vidas truncadas por su advenimiento, nos resulta impensable, aún, el quedarnos en casa; aunque, tal vez, si no cambian las cosas, un día, lo hagamos: si los aparatos partidarios no reaccionan. Y, ese día, el campo quedará expedito, definitivamente, como ha sucedido ya en una parte de Europa, para los enemigos de la libertad. Y, entonces, ya será tarde.

 

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1 Comentario

  1. A ver estamos en 2023. Hablar de dignidad cuando pactan con terroristas y asesinos es de una maldad absoluta. Otro que quiere arruinar y empobrecer a los madrileños. Así les van.

  2. Si tanto PCE les gusta, que le pregunten a la gente que vive o ha vivido en ese famoso anhelado “comunismo”, aquí en España, no lo queremos. Por cierto, qué tal el defender una listas con 44 terroristas? O Expropiar viviendas en deshuso? QUe te pase a tí cualquiera de las dos, me avisas.

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