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hay que tener mucha sangre fría, ser muy hábil y escrupulosamente astuto para traicionar sistemáticamente tu palabra y que ello no te repercuta negativamente.
- Analista político colaborador de ALCALÁ HOY
Un político sin palabra es algo así como pretender circular con un coche sin ruedas o como querer fumarte un pitillo sin encenderlo. Algo sin sentido, sin fundamento, carente de cualquier tipo de explicación y contenido.
Han pasado cuatro años desde que Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno y yo creo que es tiempo más que suficiente para analizar la peculiar relación que tiene el Presidente con la verdad.
Dijo que no pactaría con Podemos porque de hacerlo no podría dormir por las noches y lo primero que hizo, después de conocerse los resultados de las elecciones de 2019, fue pactar un Gobierno de coalición con Podemos.
Dijo que no se apoyaría en los independentistas para gobernar y lo cierto y verdad es que, hoy por hoy, Esquerra Republicana y EH Bildu son sus socios preferentes y aquellos que le permiten mantenerse en el poder, previo pago basado en el desarme del Estado y en la concesión de beneficios para sus representantes.
Dijo que si él era Presidente, Puigdemont sería traído a España y puesto delante de un juez para que respondiera por sus delitos y ahora plantea una reforma del Código Penal a la carta para beneficiar a Puigdemont y al resto de sus aliados independentistas.
No son cuestiones banales. Reformar el Código Penal eliminando el delito de sedición y anunciar una reforma del delito de malversación que servirá también para beneficiar a los políticos golpistas supone, ni más ni menos, establecer ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Trasladar la idea de que, según quién seas y según qué pienses, un delito te puede salir más caro o más barato. Una oda a la impunidad.
Todo esto, más allá de denotar la nula credibilidad y el nulo valor que tiene la palabra del actual Presidente, podría interpretarse como una virtud en el análisis político: la auténtica sangre fría de Pedro Sánchez, aunque sea para contradecirse a sí mismo e ir en contra del Estado de Derecho y la igualdad entre ciudadanos del país del que es Presidente.
Porque hay que tener mucha sangre fría, ser muy hábil y escrupulosamente astuto para traicionar sistemáticamente tu palabra y que ello no te repercuta negativamente.
Porque a pesar de transmitir a la sociedad su ambición desmedida, el todo vale para conseguir el poder y mantenerse en él, sin importarle nada más que él mismo, siempre consigue extraer algún tipo de rentabilidad.
Y todo lo anterior, dicho sea de paso, llevándose por delante la trayectoria al servicio de la democracia española de un partido como el PSOE. Pues tampoco parece que importe entre sus filas todos los atropellos que está cometiendo. No se observa atisbo de oposición interna más allá de dos o tres discursos, hoy ya vacíos, de ciertos Presidentes autonómicos que pese a eso, siguen apoyándole.
Este Gobierno transcurre hacia las elecciones de 2023 apoyado por el nacionalismo y por el separatismo. Nació de esta forma y culminará del mismo modo. Y lo hace con un Presidente que se ha mimetizado con la mentira y que hace de ésta su mayor capital político.
Pedro Sánchez no debería subestimar la fortaleza del Estado. Tampoco el paso del tiempo, que es inexorable. Nadie es eterno. Tampoco él. 2023 está cada vez más cerca y frente a su proyecto de mentira crónica, los españoles contamos con el férreo escudo de la memoria. Porque todas las cuchilladas contra el Estado, todas las traiciones cometidas, no podrán ser nunca olvidadas.
Y entonces le preguntaremos, ¿le ha merecido la pena?
Rara vez se leen condensandas tanto comentaro superfluo y destinado.
Enhorabuena, dificilmente lo vas a hacer mejor. anda a ver si tienes suerte y te ficha Libertad Digital o algún otro acólito.
un saludo
Pues ha dicho la verdad, ni más ni menos.