- Remitida por el Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense
Cuando se plantea la recuperación de edificios históricos en situación de abandono o estado ruinoso (La Galera, Cuartel de Sementales…), suele salir a la palestra la necesidad de encontrarles primero una utilidad, un destino. Es lógico. Se considera que esas recuperaciones solo serán viables si se les busca algún uso que les devuelva su razón de existir, bien sea un destino cultural, docente, administrativo… Un edificio no puede ser un mero contenedor vacío.
Sin embargo, el que un edificio histórico ya recuperado albergue un organismo oficial, es decir, que quede bajo el amparo de la Administración, tampoco implica que su conservación esté garantizada. A los hechos nos remitimos.
El inmueble objeto de nuestra denuncia es el anterior Colegio de Agustinos Calzados de San Agustín el Real, sito en el nº 4 de la calle de los Colegios, hoy resignificado como sede de los Juzgados de Primera Instancia y también del Registro Civil.
Fundado en 1518, la institución se hace efectiva en 1533, gracias al patronazgo de Tomás García Martínez, agustino, anterior alumno de la Universidad de Alcalá, teólogo, arzobispo de Valencia; y futuro santo Tomás de Villanueva. En 1554 queda configurado el edificio. Tras la muerte de santo Tomas en 1555, la supervivencia del colegio se garantiza gracias al mecenazgo de la infanta doña Juana de Austria, hija del emperador Carlos V y hermana de Felipe II. Doña Juana ejerció de protectora, dejando rentas para el sustento del colegio, convirtiéndose en Patronato Real a finales del s. XVI.
La iglesia, de una sola nave con crucero y cúpula, fue reconstruida a partir de 1624/1625 por el alarife alcalaíno Sebastián de la Plaza. La portada, trazada por Cristóbal de Murcia unos años después, se compone de un arco de medio punto enmarcado por pilastras de orden toscano, coronado por frontón, sobre el que se sitúa una hornacina con la imagen de San Agustín. Está flanqueada por los escudos de doña Juana de Austria y de los Agustinos.
La Invasión Francesa y la Desamortización de Mendizábal, con el posterior desamparo, provocaron graves daños al complejo conventual. El colegio convento fue clausurado por Real Decreto de exclaustración del 25 de julio de 1835. La iglesia, ya en manos particulares, se destinó a depósito de paja y, posteriormente, a dependencias de administración militar y graneros.
En el año 1989, siendo propiedad del Ministerio de Justicia, el complejo es restaurado y remodelado por los arquitectos Manuel Barbero Rebolledo, en una primera fase, y Estanislao de la Quadra-Salcedo en la segunda, para albergar los Juzgados y Registro Civil de Alcalá. Se añadieron en el patio dos nuevos cuerpos, ampliando así el volumen original. El interior de la iglesia, muy alterado y dañado por sus diferentes usos, sufrió una importante transformación, para adaptarlo a sus nuevas funciones.
Los nuevos Juzgados, inaugurados en la plaza de La Paloma el 18 de marzo de 2011, no han podido absorber toda la actividad judicial de Alcalá. El antiguo Colegio Convento de San Agustín sigue en uso, bajo el amparo (o desamparo) del Ministerio de Justicia. Paradójicamente, pese a su utilidad y propietario, en la actualidad presenta un aspecto deplorable. Prueba de ello es la pésima conservación que puede encontrar el visitante. La belleza de su portada se ve ensombrecida por una densa población de herbáceas que, incomprensiblemente, nadie ha limpiado desde hace muchos años. Una de las hojas de la puerta se ‘decora’ con un extraño parche o remiendo, realizado con un tablero de aglomerado. Una ‘ñapa’ que se prorroga a través del tiempo, dando oportunidad a que sea firmado por los ‘artistas’ del grafiti que campan a sus anchas por la ciudad. Mención aparte tiene el sempiterno problema del cableado exterior en las fachadas, que destroza la estética de buena parte de los edificios históricos de Alcalá de Henares.
A quien corresponda, al Ministerio de Justicia en primer lugar, pero también al Ayuntamiento de Alcalá, solicitamos la pronta limpieza de la portada, eliminar el parche indecoroso que han puesto en la puerta y que su conservación sea acorde a un edificio histórico de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
¿Cómo pueden gastarse millones de euros en reformar plazas o lugares que están en un estado mucho mejor, mientras vemos languidecer los edificios y yacimientos que dan significado y personalidad a la ciudad? De poco o nada sirve poner puentes de plata para acceder a la ciudad, si su corazón está comido por la herrumbre, el despropósito y la desidia. Las Administraciones, todas, nacional, autonómica y local, tienen una responsabilidad con la que no están cumpliendo. Hay que levantar la voz y exigirles hechos. Ya. Esta penosa situación es… “de juzgado de guardia”.
Cierto es que la iglesia estaba prácticamente desmantelada cuando el Ministerio de Justicia la adquirió, pero cierto es también que la intervención a la que la sometieron no se puede calificar en modo alguno de “restauración” sino de simple habilitación del contenedor para sus nuevos fines, desapareciento su volumetría original.
Puede que dado su estado de degradación no fuera factible otra cosas, pero de restauración -no digo ya reposición de los elementos perdidos, como el frontón triangular que remataba la fachada- no tuvo absolutamente nada.