- Carta remitida por Alejandro Díez Torre, vecino del casco histórico
Espacios donde los vecinos se ven asaltados por tales niveles de ruido y decibelios, que los residentes y moradores de esta zona del casco histórico tienen que encerrarse herméticamente en sus casas o abandonarlas durante horas, para aquietarse en otra zona de la ciudad o sus alrededores, con menos ruido y más soportables ambientes…Da igual que aún no hayamos salido de la pandemia, que se hayan impuesto determinadas rutinas que nos fijaban en nuestras viviendas -como el teletrabajo o precauciones varias- que este es el tercer fin de semana, en el que han sobrevenido de nuevo las “Matracas Musicales”.
Durante tres interminables días por semana -y algo de sus noches- nos vemos envueltos en semejantes estridencias y decibelios musicales: sucediéndose viernes-sábado-domingo en matracas-pruebas de sesiones matinales (hasta las 14.00 o 14.30 h.); matracas-ajustes y ensayos de tarde (desde las 17.00 h.); matracas-conciertos, en largas horas de las tardes-noches (entre 20.30 y 1.00h. de madrugada a veces)…Incluso tales eventos no están fuera de riesgos, como todos sabemos, en estos tiempos del covid-19 y de la “mutación delta” (hoy mismo cifraban el número de más de 700 contagios en Palma de Mallorca, aún provisionales, entre asistentes a un evento-fiesta musical…que para Madrid supone la adjudicación de un brote, que sobrepasa la cifra de 300…para añadir a la lista).
Pero es que pasado el año finado, lo mismo que el turrón llega por Navidad, en los umbrales del Verano llegan las “Matracas Musicales”, con persistencia digna de otra causa. Con una continuidad imperturbable, a cada fin de semana se vienen produciendo en la plaza del Palacio de nuestro casco histórico, una fatal sucesión de “eventos”, que son pesadilla de la vecindad de este distrito. Ya tuvieron su lugar algunas fiestas de distrito, así como eventuales festejos de primavera. Pero aún no han llegado las “kermeses” de tronío musical-ferial, con las que nos “regalan” festejos –nada alcalaínos- de orígenes lejanos, oriundos de países con sus esencias folklóricas.
Cuando aún no se hayan desvanecido los últimos barbarismos musicales de los festejos de la ciudad -que los ciudadanos no se explican por qué argumento no se restringen al recinto ferial establecido al efecto- en el final del verano se seguirán prolongando los tentáculos de alaridos o troníos musicales por esta plaza del Palacio y otros espacios, especialmente “castigados” de nuestro centro histórico-patrimonial.
Tomada otra vez en exclusiva la plaza del Palacio, aún continuarán con eventos ferial-musicales, de estruendos y alaridos varios, para la cerveza artesana, el mango o sabe quien y qué producto natural o artificial…. Y así continuarán una racha insoportable de eventos con sus barbarismos musicales, cada fin de semana durante tres interminables días –con parte de sus noches- para agasajar o perturbar, en nombre de no sé qué pretexto ni imposible ocio, para una mayoría de la población.
Y desde luego, para este desdichado barrio histórico de nuestra ciudad complutense…¿con qué razones o argumentos pueden apoderarse de su vida tranquila, ya imposible ni privada, de la gente? ¿con qué títulos o pretextos pueden introducirse en el descanso o el trabajo de los habitantes, por muy precisas que tengan sus programaciones musicales nuestros munícipes? ¿en caso de que este fuera el caso, por qué no las programan repartidas -a modo de relevos- por barrios y en recintos y espacios donde no se hagan odiosos tales eventos musicales, pongamos por caso, en el Ferial, la plaza de Toros o espacios similares? ¿por qué siempre se les ocurren programaciones tan reincidentes en la Muralla o el Palacio y su plaza?….Muchas preguntas sin respuesta durante años y años…¡y décadas!… Pero aunque los dilatados años nos hayan proporcionado paciencia, no nos han traído resignación de vecinos en defensa de nuestros derechos, laborales de teletrabajo, de intimidad o de descanso.