- En su veredicto, los nueve miembros del tribunal de jurado le han declarado por unanimidad culpable de asesinato, con las agravantes de parentesco y género.
En su veredicto, los nueve miembros del tribunal de jurado le han declarado por unanimidad culpable de asesinato, con las agravantes de parentesco y género (por mayoría). También consideran probado por unanimidad el delito de profanación y dos delitos leves de estafa, uno de ellos en grado de tentativa.
En la vista oral, el fiscal del caso mantuvo su solicitud de veinte años de cárcel para el acusado, quien confesó el crimen en su declaración si bien alegó legítima defensa.
En su última palabra, el asesino confeso afirmó que nunca quiso hacer daño a la chica, de 20 años y de origen ruso. “Yo nunca quise quitarle la vida, yo la quise. La amé. Nadie pertenece a nadie y yo ni consciente ni inconscientemente le haría daño a un ser humano, y menos una mujer”, manifestó.
Durante su declaración, el acusado alegó que actuó en defensa propia después de que la víctima intentara clavarle un cuchillo en el transcurso de una discusión que tuvo lugar en el piso de Alcalá de Henares en el que tenían alquilada una habitación.
No soy un descuartizador como se dice. La corté congelada las piernas y los brazos para meter su cuerpo en el arcón porque no entraba y no soportaba verla muerta”, confesó.
Daría, la víctima, de origen ruso, tenía 20 años. Trabajaba como camarera en una cafetería de Madrid. Fue adoptada cuando tenía 9 años con sus hermanas pero en el momento del crimen estaba distanciada de su familia debido a su relación.
Fue la madre quien denunció ante la Policía la desaparición de la chica meses después de su muerte. El acusado estuvo mandando mensajes simulando ser la joven a través de sus redes sociales. “Quiero cambiar mi vida porque estoy embarazada”, recogía uno de ellos.
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Mientras mantenía en el arcón los restos mortales de su novia, este camarero seguía con su día a día sin inmutarse. Salía de juerga y se hacía fotos solo o en compañía. Como cualquier persona, hasta que los agentes se toparon con “el congelador de los horrores”. El detenido, que se negó a declarar ante los agentes en dependencias policiales, se encuentra en el centro penitenciario de Madrid II.