- El alcalde, Javier Rodríguez Palacios y la embajadora de Polonia, Marzenna Adamczyk, han asistido a la inauguración de la exposición “Nocturnos” de Wojciech Siudmak
- Crónica gráfica de Pedro Enrique Andarelli para ALCALÁ HOY
Junto al alcalde y la embajadora de Polonia, han intervenido durante la presentación la segunda teniente de alcalde y concejala del Ayuntamiento, María Aranguren, la Directora del Instituto Polaco de Cultura en Madrid, Mirosława Kubas–Paradowska y la Comisaria de la exposición y presidenta de la Asociación “Águila Blanca”, Małgorzata Kierzkowska, en un acto al que también han asistido representantes de los grupos políticos del Ayuntamiento.
Tras visionar un vídeo del autor de la exposición en el que agradecía al Ayuntamiento de Alcalá la dedicación de un espacio a su obra, Marzenna Adamczyk ha destacado su estrecha relación con nuestra ciudad, señalando que la asociación Águila Blanca, organizadora de esta exposición, fue la primera asociación de polacos en la Península Ibérica, animando a visitar la muestra y también a que viajemos a Polonia, recomendando la visita a Zewazola Wola, el pueblo natal del compositor y pianista.
Por su parte, Javier Rodríguez Palacios ha recordado que la exposición se enmarca en la celebración el próximo lunes y por primera vez en Alcalá De Henares, de una Reunión de Alto Nivel internacional, en la que se producirán diversos encuentros entre los miembros de los gobiernos polaco y español: “esa cumbre enseñará lo mejor de Alcalá De Henares al mundo y será un hito mediático para que todos los españoles vean en las noticias una ciudad maravillosa, segura y que quiere mirar hacia adelante. Va a ser un gran escaparate para cualquier turista de Polonia o de España venga a nuestra ciudad”.
El primer edil también ha agradecido al Instituto Polaco de Cultura y a la Asociación Águila Blanca su trabajo para hacer posible esta exposición, recordando que: “sois parte del Alcalá de Henares, sois alcalaínos y alcalaínas: una comunidad que ha enriquecido nuestra ciudad”.
Reflexiones sobre los nocturnos de Chopin, música y pintura
El denominador común entre la manera en la que Chopin expresaba sus experiencias espirituales en los nocturnos y las inspiraciones tomadas de los nocturnos en mis dibujos es lo inesperado de las medidas que presentan. Chopin conocía las medidas clásicas de la arquitectura de la forma, pero usaba la melodía, sobre todo también la armonía, de manera nueva e inesperada. En sus obras domina una armonía extraordinaria, algún orden cósmico fascinante. La creación de secuencias a través de la agrupación de frases en la obra de Chopin no está hecha de manera algebraica, como en las piezas de Mozart, sino de manera intuitiva, marcada de emociones y una armonía maravillosa.
Mis cuadros también contienen lo que es real, pero sus elementos se componen de tal forma que hacen referencia a otros significados, a experiencias personales y al ámbito surreal de la imaginación, denominado también como realismo fantástico. La realidad se percibe a través de un filtro de la mirada del artista que propone su visión personal. El concepto del realismo se refiere al ámbito irreal, estado extraordinario, área de sueños, que por supuesto está en oposición a ese concepto del realismo. El término «fantástico» para el artista es una justificación de la visión surreal que presenta mientras mantiene todas las apariencias de la visión realista.
En la música de los nocturnos de Chopin podemos percibir toda una gama de emociones – del amor al presentimiento de la muerte, a desesperación, queja, melancolía y «abatimiento» que según las propias palabras del compositor caracterizaba a su música y, sobre todo, a sus nocturnos. Ese mundo de las experiencias de Chopin está demostrado a través de su elección de la tonalidad. Fue un sistema de expresión descrito por Ch. F. D. Schubart (Ideen zu einer Ästhetik der Tonkunst). Un ambiente parecido existía en la época del barroco cuando los elementos realistas convencionales se marcaban con determinados símbolos por lo que se crearon los motivos vanitas, hoy en día prácticamente imposibles de captar. Lo que se quedó fue la belleza de la obra y una técnica de ejecución llevada a la perfección.
La tonalidad do sostenido menor reflejaba por ejemplo una queja de un amor insatisfecho, re bemol mayor – el sufrimiento y éxtasis, la bemol mayor – la muerte y mi bemol mayor – el heroísmo, amor y oración porque contiene el número tres (bemoles). Se puede apreciar también unas modulaciones inesperadas, disonancias, melodías ornamentadas, contrastes dinámicos y de expresión, emparejamiento entre lo lírico y lo dramático, entre lo sencillo y lo sofisticado.
Los medios usados en mis dibujos están también orientados a la semiosis y se interpretan de maneras distintas y ambiguas, no a título ilustrativo. Quiero abrir la puerta a ese gigante espacio de la imaginación donde cada interpretación tiene su sentido y enriquece la recepción de la música con divina proporción y armonía cósmica. Para el pintor y el compositor es importante mostrar cierta rebeldía, una lucha existencial – con el pasado de la vida y del arte. Wojciech Siudmak