- Martin Luther King decía “debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la Esperanza infinita”.
Nosotros comenzamos escribiendo Esperanza en mayúsculas, porque la entendemos como un nombre propio.
Nuestra Esperanza es ese músico que hoy ha limpiado su trompeta como si fuera a tocar tras un paso esta tarde, es ese ángel que sentado remata un banderín esperando guiar a su agrupación. Es ese Cristo que mañana aguardará sobre su borriquita esperando oír “Hosanna al hijo de David”.
De frente, la Semana Santa más triste que pudiéramos haber imaginado y a nuestra espalda, horas de ensayo en la calle, con las distintas condiciones meteorológicas como único espectador. De frente, la Esperanza y al mismo tiempo a nuestra espalda, la unión.
Hoy la Agrupación Musical Humildad y Fe, se vuelve a unificar virtualmente para hacer llegar un mensaje de apoyo a todas las Hermandades y Asociaciones, a las que estaríamos acompañando en sus respectivas estaciones de penitencia.
Nuestro mensaje llega sobre pentagramas de pasión, que es el mejor lenguaje que podríamos utilizar para decirles que estamos con ellos, que sentimos su dolor, al igual que en el ayer compartimos su ilusión, la misma que volverá a oler a incienso y cera, mientras vuelve a sonar su banda tras ellos.
Nuestros corazones no pueden evitar sentir especial tristeza por la imagen de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, de la que la Junta de Cofradías de nuestra ciudad, nos había dado el honor de organizar su procesión.
Ese Cristo que aun siendo rey, entra con humildad en la ciudad donde mueren los profetas.
Ese Cristo al que hoy casi cincuenta músicos le piden fe para hacer de esta Semana Santa, un periodo en el que crecer.
Solo queda reiniciar el contador, recordar lo vivido y soñar con lo que vendrá.