- Escribano ha reconvertido su producción de artillería y sensores balísticos para elaborar respiradores pulmonares, las máquinas por las que pugnan decenas de países.
Ángel Escribano, el consejero delegado de 48 años de esta empresa con sede en Alcalá de Henares, fletó un charter privado el sábado pasado para que trajera a Madrid unas piezas fabricadas en Suiza por IMI FAS. Cuenta que el agregado comercial de la Embajada española recogió el material y lo llevó al aeropuerto de Ginebra. Su intervención fue necesaria porque al gozar de pasaporte diplomático podía moverse con más facilidad en medio de las restricciones. Siete horas más tarde, a las 23.00 h, Escribano tenía las piezas en la Terminal Ejecutiva de Barajas. Al día siguiente otro empleado de Escribano cruzaba la frontera portuguesa con un salvoconducto para recoger un plástico resistente al calor, Peek, en una fábrica de Oporto. “Continuamente nos encontramos con una nueva crisis”, dice Escribano durante una visita a su planta de 18.000 metros cuadrados, donde operarios trabajan en turnos de mañana, tarde y noche.
Escribano es una empresa familiar fundada en 1987 que se ha convertido en un gigante de la industria de Defensa en España. Con sede en una fábrica de 18.000 metros cuadrados en Alcalá de Henares, Escribano tiene 330 empleados. También cuenta con 100 máquinas de torneado y mecanización, mientras que Hersill solo tiene cuatro. Hasta hace días Hersill solo era capaz de fabricar unas 10 unidades al día. Ahora, con refuerzos de personal y trabajando sin descanso nocturno ha llegado a producir 100 al día. Desde hace más de una semana, Escribano fabrica la parte mecánica de los respiradores, electronica y válvulas, que luego son ensamblados en Hersill. A partir del martes prevén ensamblar el producto completo en su planta cuando dispongan de una máquina de testeo que importarán de Alemania. Ese avance catapultaría la producción.
Los operarios de la fábrica de Escribano en el parque Tecnoalcalá tienen una motivación inusual, según el consejero delegado, Escribano. “Se están ofreciendo para venir a doblar turnos”, dice. En esta empresa lo llaman “moral de guerra”. Las mismas máquinas que usan para la producción de artillería o sensores para guiar misiles están siendo usadas para fabricar componentes de los respiradores. Sus operarios han recibido formación en la fábrica de Hersill para aprender a montar el producto final. Casi todos los componentes del respirador fabricados en el extranjero pueden ser elaborados en la propia fábrica de Escribano.
Si todo va sobre ruedas, España se autoabastecería antes de junio. Si hay un excedente los respiradores podrían convertirse en un valioso activo para España.
El riesgo que aún puede hacer que la operación descarrile es que alguna de las piezas que solo pueden obtenerse fuera de España vuelva a faltar. Más de 20 países, entre ellos China e India, han limitado o prohibido la exportación de productos médicos clave en la lucha contra el coronavirus. Si algo están aprendiendo todos los participantes de este proyecto de Estado es que España no puede depender tanto del extranjero para un producto que seguirá siendo vital.
Así lo dijo el presidente Pedro Sánchez durante una visita este viernes a la nave de Hersill en Móstoles en la que dijo estar orgulloso por la capacidad de la industria española. “Esta producción nacional también es una de las lecciones que tenemos que sacar de toda esta crisis”, dijo Sánchez dentro de la planta, donde estaban los responsables de Hersill y Escribano. “Tenemos que fortalecer a las empresas, tenemos que fortalecer a los trabajadores y demostrar que nosotros mismos somos capaces de defender a nuestra sociedad”.
A Escribano le ha ayudado a encontrar los componentes en el extranjero una empresa tecnológica malagueña con una amplia red de suministradores en el extranjero, Premo. “Si no hubiera sido por esos contactos no habríamos avanzado nada”, dice su consejero delegado, Ezequiel Navarro. “He tenido que hablar durante 14 días con los CEOs de estas empresas para explicarles que tenemos un reto de Estado”. Otra parte importante de la producción son los componentes electrónicos, que está elaborando Teydisa, una empresa de Torrejón de Ardoz.
Hace dos semanas, cuando el Gobierno se dio cuenta de las dificultades para abastecerse en el extranjero, el respirador de Hersill apareció como la mejor solución. Había otras alternativas como la propuesta por los impresores 3D o un prototipo hecho por Seat en colaboración con los productores de la Zona Franca de Barcelona. En conversaciones con la patronal tecnológica Ametic, Premo, Escribano y otras empresas implicadas, las autoridades decidieron que era mejor optar por un producto ya homologado. Un respirador es un producto de extremo riesgo ya que inyecta aire al pulmón del enfermo cuando este no puede abastecerse de oxígeno por sí mismo. Según fuentes que participaron en esas conversaciones, corrió el miedo a autorizar máquinas no probadas que pudieran reventar el pulmón del paciente si falla el sensor que regula el caudal de aire.
La necesidad de fabricar respiradores ‘made in Spain’ ha provocado un aluvión de ofrecimientos por parte de empresas y universidades españolas. Los participantes también dicen sentir un compromiso especial. Son industria de Estado, movidos por un interés superior.
Esta crisis supondrá un antes y un después para muchos ámbitos. Una de las cosas que cambiarán, predice Escribano, es la necesidad de cubrir nuestras espaldas con unas reservas de Estado de respiradores, en caso de que haya nuevas crisis. También habrá que elaborar un listado de productos críticos a nivel europeo. La industria española, en particular la mecánica, se ha debilitado mucho, lamenta Escribano. “Industrias que hemos tardado toda una vida en crear, acaban destruidas en un minuto cuando llegan grandes multinacionales que introducen su producto. Eso tiene que cambiar. Es necesario”. El tiempo dirá si se acaba cumpliendo su predicción, un contrapunto al proceso de décadas de apertura global.