- Cada día llegan unos 150 camiones con los residuos recogidos en los 31 pueblos de la mancomunidad, que suman unas 800 toneladas diarias.
- Crónica gráfica de Ricardo Espinosa para ALCALÁ HOY
Según desvela LA VOZ DEL HENARES, allí se separan y se introducen en 50 camiones de gran tonelaje que son los que los transportan a Valdemingómez. Se pueden ver cuatro montículos de basura: la orgánica (el más grande), la procedente de la limpieza viaria, los restos de poda y otros enseres. El resto, lo que se denomina residuos impropios, no se admiten ni en Alcalá ni en Valdemingómez y se vuelve a meter en el camión que lo trajo para que el ayuntamiento correspondiente se ocupe de ello. Ahí se incluyen, entre otras cosas, electrodomésticos o colchones.
La Mancomunidad del Este ha tenido que contratar a más operarios ya que la actividad que se desarrolla en la estación intermedia da más trabajo y requiere más personal. También ha contratado a una empresa de transporte que se ocupa de llevar la basura a Valdemingómez en esos grandes camiones. A eso hay que añadir que las obras de la estación intermedia costaron cerca de un millón de euros. Queda claro que reciclar es más caro que enterrar la basura en un vertedero, y eso que todavía no se ha puesto en marcha la planta de tratamiento de Loeches, que encarecerá mucho más ese proceso.
Los técnicos de la Mancomunidad del Este y responsables de la instalación aseguran que la basura no pasa la noche allí y que al acabar cada jornada esa plataforma de hormigón queda limpia. Mientras realizábamos la visita y las fotografías, llamó la atención que el olor no era inaguantable, aunque si se notaba en el ambiente que la zona está rodeada de basura. “La basura fresca no huele; los olores llegan con la descomposición y con los cambios de temperatura”, explican. Por eso el olor aumenta al atardecer y precisamente por eso la intención es no dejar nunca basura en esa instalación durante la noche.
El trasiego de camiones que entran y salen de la estación intermedia es constante, pero aseguran que aún no se ha alcanzado el ritmo óptimo de trabajo que esperan se alcance a finales de este mes. Hay que recordar que esta es una actividad nueva que comenzó hace tan solo 10 días.
Justo detrás está el llamado quinto vaso, que es el que se acaba de clausurar y el que pone fin a la vida del vertedero de Alcalá de Henares. En lo alto todavía trabajan las máquinas que están haciendo el sellado, una labor que se prolongará durante varios meses. Cuando ese sellado termine, se replantará la zona con jarales y se instalarán dos comederos de cigüeñas para que no corra riesgo la población de esa ave emblemática de Alcalá de Henares.
Por el momento, la Mancomunidad del Este tiene una autorización para llevar la basura a Valdemingómez durante dos meses, que es el tiempo máximo que se estima que pueda tardar en firmarse el convenio que establece las condiciones en las que se admitirán los residuos allí hasta que se ponga en marcha la planta de Loeches, que está en construcción. Unas condiciones que ya se están cumpliendo y que no variarán mucho con lo que se está realizando en la actualidad.
En la Mancomunidad del Este piensan que antes de que acabe este año comenzará a funcionar la nueva planta de Loeches, aunque es posible que no rendirá al nivel óptimo de hasta entrado el próximo año. Por cierto, se va a instalar una valla con pantalla opaca que evite las desagradables vistas de la estación intermedia a los conductores que circulan por la M-300 y que instintivamente reducen la velocidad y se distraen ante el novedoso espectáculo.
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