Los bolsillos rotos de Diaz Ayuso | Por Santiago López Legarda

Cada vez que los ciudadanos somos llamados a las urnas, y cada vez que se presenta la ocasión propicia, los portavoces de la derecha repiten como un disco rayado el mismo mantra: donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los contribuyentes.

  • El eslogan antiimpuestos de la derecha no me parece especialmente bien escogido, aunque haya hecho fortuna en amplios sectores de la ciudadanía.

 

  • Santiago López Legarda es un periodista alcalaino que ha ejercido en diferentes medios nacionales.

La candidata del PP a presidir la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, momentos antes de intervenir en la primera sesión del Pleno de investidura de la Asamblea de Madrid. PP DE MADRID

Cada vez que los ciudadanos somos llamados a las urnas, y cada vez que se presenta la ocasión propicia, los portavoces de la derecha repiten como un disco rayado el mismo mantra: donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los contribuyentes. Yo hago la compra todos los días y sé por experiencia que demasiado dinero en el bolsillo tiende a provocar rotos o descosidos por los que ineluctablemente acaba escapándose alguna moneda. De modo que el eslogan antiimpuestos de la derecha no me parece especialmente bien escogido, aunque haya hecho fortuna en amplios sectores de la ciudadanía.

Como era de esperar, la nueva Presidenta de la Comunidad de Madrid  también hizo un canto, en su reciente discurso de investidura, a las bondades del dinero que se acumula en los bolsillos particulares. Aunque, dada su natural tendencia a la modestia, solo afirmó que los recortes de impuestos que se propone llevar a cabo constituirán “la mayor rebaja fiscal de la historia”. Más modestos aún parecen los expertos que han echado cuentas y afirman que con lo anunciado por Díaz Ayuso, la Comunidad dejará de ingresar unos 300 millones anuales, lo que viene a ser un 1,4% del Presupuesto actual.

Dice la Constitución española en su artículo 31 que “en ningún caso el sistema tributario podrá tener un alcance confiscatorio”. Pero también dice que dicho sistema debe ser “justo e inspirado en los principios de igualdad y progresividad”. Y resulta que lo anunciado por Díaz Ayuso – un 0,5% menos en los tramos de la tarifa autonómica del IRPF – es tanto más favorable cuanto más rico sea el contribuyente en cuestión: los pensionistas con pagas inferiores a los 1000 euros mensuales o quienes estén cobrando el Salario Mínimo no obtendrán beneficio alguno. Por el contrario, la señora presidenta y sus Consejeros – y quienes estén en niveles salariales similares – podrían meterse en el bolsillo hasta 500 euros anuales e incluso más. No es que sea una cantidad exorbitante, pero esa desproporción demuestra una vez más lo poco que le gusta a nuestra derecha la Constitución del 78 cuando habla de igualdad y progresividad.

La misma tendencia a favorecer a los más ricos y pudientes la venimos observando desde hace años en dos impuestos claramente orientados a restablecer cierta igualdad entre los ciudadanos: el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y el de Patrimonio. Son dos figuras tributarias con escasa capacidad recaudatoria (aunque siempre se presentan excepciones o casos extraordinarios) pero lo cierto es que su supresión o bonificación al 99%  es tanto más favorable cuanto más rico sea el sujeto pasivo. Así que bien podríamos decir que Díaz Ayuso – y quienes la precedieron en el palacio de la Puerta del Sol – sienten una especial predilección por los bolsillos de los ricos, que son los que de verdad se benefician de esta política.

Y mientras los gobernantes se ufanan en proclamar rebajas impositivas, crece el deterioro de los servicios públicos, disminuye el número de profesionales contratados en la sanidad pública, aumentan las listas de espera para conseguir una plaza en las residencias de mayores, se alargan los tiempos hasta conseguir un diagnóstico o una cita  en las especialidades hospitalarias, faltan plazas de educación infantil,  las universidades sufren por la falta de financiación y la justicia se atasca.

Es muy difícil fijar taxativamente un punto a partir del cual podría hablarse de “impuestos confiscatorios”, del mismo modo que también es muy difícil que la derecha pueda cumplir  indefinidamente sus promesas de “dinero a la buchaca”. Puede mantenerlas en el terreno cosmético y propagandístico, pero si las rebajas fueran en verdad sustanciales  más temprano que tarde el deterioro de los servicios se haría insoportable a vista de todos.  Quizá deberíamos proceder por comparación: si España, con la Comunidad de Madrid como abanderada, recauda ocho o diez puntos menos de PIB que la media de los países europeos, difícilmente podremos los ciudadanos disfrutar de unos servicios como los que tienen a su disposición nuestros vecinos. La demagogia – derechista o de izquierdas – tiene las alas muy cortas. Y la política fiscal de Díaz Ayuso y los suyos solo puede conducirnos a una sociedad con mayores desigualdades, más injusta y peor.

 

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