En las pasadas elecciones municipales el PSOE obtuvo inesperadamente 12 concejales. Una docena de ediles. Cuando salieron de su asombro y comprobaron que, aunque habían puesto velas a los Santos Niños para llegar a 10 representantes, la Fortuna les traía dos más, hicieron el análisis más obvio e indulgente: el pueblo es sabio, inteligente y a pesar de las rotondas y poner patas arriba la ciudad los seis últimos meses, en el fondo se han dado cuenta de lo que hemos hecho por esta ciudad y del valor de nuestra gestión: qué grandes somos.
Y en este análisis siguen. Javier Rodríguez Palacios tiene alergia a que le recuerden que es mortal y la elección de su equipo directo e indirecto, así lo confirma. Promovido inteligentemente Fernández Lara a Madrid (el único capaz de ponerle en cuestión), el equipo del PSOE se ha quedado sin políticos: sin nadie que entienda y haga política de verdad. De largo es uno de los grupos municipales más flojos que el PSOE ha tenido nunca, dicho sea esto con el debido respeto a las personas; ya que aquí no está en cuestión la persona, sino el trabajo político pasado y la proyección política futura. Y salvo las otrora empresarias del souvenir y el guardaespaldas Blázquez, los méritos políticos del resto, brazos de madera aparte y tener buenos amigos que te coloquen, están todavía por demostrar. Y esto es un voto de confianza.
Sin embargo, los primeros contactos del alcalde en funciones con los dos principales partidos de la oposición, Ciudadanos y PP, han tenido el mismo guión: no necesito nada, gracias. Ya tenemos a Podemos-IU que nos cubre las espaldas: con un poco de mano populista y ese gobierno de cooperación que vamos a montar en España, estoy tranquilo. Además, si tenéis la tentación de ser malos, “ya se ha demostrado en estos últimos años que en la guerra me va muy bien”. Esto es lo que dice el cargo público procesado por una prevaricación administrativa que le puede inhabilitar 5 años o más. Que no le ha ido mal en la guerra. Si no estuviera preocupado no estaría en conversaciones con quien está en conversaciones para que desista de seguir adelante con el proceso y librarse por fin de una amenaza que le quita el sueño.
En lo que se equivocan los eufóricos socialistas es en pensar que con 12 concejales son un gobierno más fuerte que en el periodo 2015-2019. Todo lo contrario. Es un gobierno más débil porque su gobernabilidad está mucho más comprometida. Hace cuatro años se armó un gobierno de coalición (de verdad) que desde el primer minuto funcionó como un bloque, asegurando la mayoría absoluta de todas y cada una de las propuestas que se han llevado a Pleno, tanto para sacar adelante las propias, como para rechazar las ajenas.
Pero esto ya no es así. Parece que el PSOE ya se ha asegurado el apoyo de Podemos-IU para la investidura de Javier Rodríguez Palacios como alcalde, pero ahora comienza la era del cholismo socialista, esto es, del Pleno a Pleno, porque la realidad es que, de no mediar un Pacto Gobierno, tendrá que asegurarse la mayoría partido a partido y no podrá evitar coincidencias políticas en algunos temas que le dejen en minoría. Y eso por no hablar de la factura que pasará Podemos-IU a la hora de configurar los presupuestos municipales y que hará que el PSOE tenga pensar en otros posibles apoyos puntuales, como el de Ciudadanos, que habiendo ofrecido al PSOE un gobierno de 18 y despreciado éste por el primer edil socialista, no parece que esté dispuesto a entrar en el reparto de chuches y golosinas. O del PP, que algunos intereses comunes se pueden encontrar entre ambas formaciones, como se verá muy pronto. En fin, que los caprichos de la “geometría variable” requerirá para casi todo de un triángulo amoroso y ya veremos quien oficia de hipotenusa y quién de cateto.
Conociendo los antecedentes, parece la estrategia socialista tratará de jugar a tres barajas: a Ciudadanos, ni agua: es pública la antipatía que se profesan la pareja Palacios-Lezcano; al PP, entablando diálogos oficiales con su portavoz y, por la espalda, negociando con otros “peperos” de pro y a Podemos-IU, como el escorpión de la fábula de la rana para que acaben devorados o ahogados sin darse cuenta.
Pero la debilidad del próximo gobierno no es solo cuestión de gobernabilidad limitada. Se trata también de un equipo político muy inexperto, una situación interna en la agrupación socialista que apunta a fuertes controversias (los muertos que Palacios mata, gozan de muy buena salud) y que hay una oposición que en bloque puede sumar 13 votos en todos los plenos, frente a los 12 del gobierno. Como ven, la cotización de los dos concejales de Podemos-IU apunta al alza.
Desde el siguiente pleno ordinario, cada voto tendrá que negociarse y no creemos que haya ningún partido dispuesto a no hablar. Pero tendrán que negociar de verdad. Al menos con Ciudadanos y PP, además de Podemos, por supuesto. Y lo que saquen adelante será su mérito y lo que no puedan sacar será su fracaso: el de la docena. Y cada vez que oigan a partir de ahora el argumento dialéctico copiado a sus mayores: la foto de Colón, las tres derechas, el tri-fachito (y todas esas ocurrencias mercadotécnicas que inventa Iván Redondo), estarán reconociendo en voz alta su incapacidad de entenderse y su fracaso en la gestión. Ni más ni menos.
Que buen editorial.