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La concentración sirvió para exigir que “la Justicia depure todas las responsabilidades” en este caso y para defender “el derecho de las mujeres a una sexualidad libre”.
- Crónica gráfica de Noel Viñas para ALCALÁ HOY
El pasado 25 de mayo de 2019, Verónica era asesinada por el patriarcado. Verónica tenía 32 años y trabajaba en la fábrica de IVECO. Todo iba bien hasta que dijo que “no”. No al chantaje de una persona con la que, hacía mucho tiempo, había tenido una relación personal. Ese “no” que era en realidad un “si”: “si tengo derecho y capacidad de decisión”.
Aquella persona no debía creer que Verónica, que ninguna de nosotras, tenía derecho a decidir. Y, ante su rechazo, lo único que se le ocurrió fue asesinarla.
Todo comenzó con la difusión de un vídeo de carácter sexual de Verónica. Aquella persona decidió intentar humillarla por haber tenido el valor de decidir. Porque, para él, sus deseos “incontrolables” (como dicen algunos), estaban por encima de la vida de Verónica.Pero él sólo tiró la primera piedra.
La montaña la hicieron aquellos que compartieron ese vídeo, aquellos que la acosaron, aquellos que fueron a su puesto de trabajo para señalarla con el dedo… y, sobre todo, aquellos a quienes pidió ayuda y se la negaron.
La empresa era conocedora de este hecho y decidió no aplicar el protocolo contra el acoso sexual en el trabajo recogido en el convenio colectivo. Decidieron que, aquello que acabó con la vida de Verónica, era un “asunto personal”.
“Estamos hartas de que se nos niegue el derecho a decidir. Estamos hartas de que se nos niegue el derecho a la sexualidad. Estamos hartas de la inseguridad en los puestos de trabajo. Estamos hartas de perder a compañeras asesinadas por el patriarcado”, finalizaba el comunicado de convocatoria.