París en el corazón | Por Vicente Fernández

 Creo que ayer ha sido un día muy triste para una gran parte de los 7.000 millones de habitantes de nuestro Planeta, ver impotentes como una de las obras más celebres hechas por nosotros, por los humanos, ardía sin poder hacer nada para pararlo a muchos nos ha humedecido los ojos, y encima, triste paradoja, en el Día Mundial del Arte.

¿Por quien doblan las campanas? Están doblando por ti. Hoy creo que gran parte de la humanidad lloramos con París y con Francia.

 

Creo que ayer ha sido un día muy triste para una gran parte de los 7.000 millones de habitantes de nuestro Planeta, ver impotentes como una de las obras más celebres hechas por nosotros, por los humanos, ardía sin poder hacer nada para pararlo a muchos nos ha humedecido los ojos, y encima, triste paradoja, en el Día Mundial del Arte.

Bien, lo perdido, perdido esta, y todos sabemos que en un espacio de tiempo razonable la preciosa aguja de la Catedral de Notre-Dame se volverá a erguir y podremos contemplarla de nuevo desde la trasera Plaza Juan XXIII, desde la que esta catedral con sus arbotantes ofrece su más hermoso aspecto.

Pero el tema nos tiene que llevar a una reflexión más profunda, y es la importancia de ir dotando a nuestro patrimonio histórico universal de medidas de protección estáticas, como son por ejemplo los tableros ignifugos, antiincendios como su nombre indica, y de otro tipo de medidas técnicas que eviten o aminoren hechos como este, que es cierto que se está haciendo, pero que hay que aumentar los esfuerzos, los bomberos es el último, y solo parcialmente eficaz, recurso.

Pero hay también algo que nos une aún más con París, a nosotros los complutenses, y es que nuestra amada Universidad tomo prestado el sistema de estudios a la Universidad de la Sorbona, aquí durante siglos se impartió la docencia con el sistema parisien, hecho este muy importante.

Por todo esto y por muchas cosas más desde ayer me ronda por la cabeza este hermoso poema de John Donne que Ernest Heminway puso a modo de prologo en su obra «Por quien doblan las campanas» «Todos somos parte de la tierra firme una parte del continente, si el mar llevara lejos un terrón Europa perdería como si se llevasen una casa solariega, la tuya propia, o la de tus amigos La muerte de cualquier persona ( hoy de un monumento), me disminuye porque formo parte de la humanidad, por eso no preguntes nunca ¿Por quien doblan las campanas? Están doblando por ti. Hoy creo que gran parte de la humanidad lloramos con París y con Francia.

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1 Comentario

  1. Es verdad que ayer fue un día muy triste para, al parecer, todos los habitantes de la Tierra. Es verdad que la respuesta para le restauración de este gran monumento ha sido aún más monumental que la propia Catedral. Es verdad que puede que se haya recaudado ya dinero suficiente como para restaurar unas cuantas catedrales más. Pero también es verdad que, ayer, murieron muchas personas de hambre en el mundo, huyeron de la miseria y la guerra un buen puñado de personas más; y la pregunta es: ¿Cuántas tienen que morir para que nos conmocionemos de la misma manera que ha sucedido con la ‘tragedia’ de la Catedral de París? Creo que se nos está yendo la pinza.

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