Hacia una igualdad real | Por Tania Sánchez Aceña

Ha pasado otro histórico 8 de marzo, pero nuestro trabajo por una igualdad real sigue. Las mujeres somos parte fundamental de la clase trabajadora, en nuestra lucha interseccionan los problemas de clase y de género, a la vez que se tienen presentes los originados por razón de etnia, edad, diversidad sexual y/o de género o cualquier otra circunstancia o condición personal o social.

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  • Por Tania Sánchez Aceña,  Secretaria de Políticas de Igualdad, y Acción Sindical de CCOO Henares
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Ha pasado otro histórico 8 de marzo, pero nuestro trabajo por una igualdad real sigue. Las mujeres somos parte fundamental de la clase trabajadora, en nuestra lucha interseccionan los problemas de clase y de género, a la vez que se tienen presentes los originados por razón de etnia, edad, diversidad sexual y/o de género o cualquier otra circunstancia o condición personal o social.

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El binomio Capitalismo–Patriarcado, ha construido una realidad socio-económica y política opresiva, que se fundamenta en la discriminación, explotación y expoliación que reserva a las mujeres un papel muy concreto dentro de la estructura social. Somos las trabajadoras a las que se nos priva de una vida digna, de un trabajo remunerado, de vivienda, de acceso a los recursos públicos… Se nos reservan los empleos más precarios y en los sectores peor remunerados, el trabajo temporal y la contratación a tiempo parcial no deseada (75%), además las oportunidades de formación y ascenso son limitadas y cuando realizamos trabajos de igual valor percibimos menores salarios, con una brecha salarial del 29%. Es en nosotras en quién recaen los trabajos domésticos y de cuidados, no reconocidos ni remunerados.

Cuando accedemos a los sistemas de protección social, por la pérdida de empleo, nuestras prestaciones son de menor cuantía y duración. De igual forma, al tener menores carreras de cotización, nuestras pensiones son sustancialmente inferiores a las de los hombres.

A las situaciones de explotación, se añade la violencia machista que promueve el Capital en el trabajo, donde el acoso sexual y el acoso por razón de sexo es infinitamente mayor de lo que se denuncia.

Resulta insultante, doloroso y denigrante para nosotras, que no cese la masacre de asesinatos machistas, y que se nos cosifique a través de la prostitución, integrada en parte de la sociedad como una actividad económica, justificadora de la barbarie.

Somos víctimas del Capitalismo y el Patriarcado pero también somos mujeres organizadas, que luchamos por nuestra emancipación y contra toda explotación, porque para que se produzcan cambios estructurales se requiere la acción sistemática, coordinada y unida. Luchamos para alcanzar el principio de equidad, a través de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres; una protección social igualitaria; erradicar cualquier expresión machista, la derivada del acoso laboral y sexual por razón de género y la lacra del terrorismo machista. Exigimos, entre otras medidas, una ley de igualdad retributiva; una negociación colectiva con perspectiva de género y la obligatoriedad de planes y medidas de igualdad en todas las empresas, administraciones y sectores públicos; infraestructuras y servicios de cuidado que sean públicos, gratuitos y de calidad; y que se ratifique el Convenio 189 de la OIT sobre el trabajo doméstico.

En definitiva, día a día, ponemos en el centro de nuestra acción sindica, la lucha contra la desigualdad hacia las mujeres, a través de la precariedad en el empleo, la brecha salarial y de pensiones, así como las violencias machistas, porque la igualdad en lo económico, y en lo laboral, es el camino hacia una igualdad real.

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