¿Dónde está “el espíritu del cambio” en Alcalá de Henares?

El terremoto político que ha vivido Podemos en uno de sus feudos principales (Madrid ciudad y Comunidad de Madrid) ha modificado las candidaturas “del cambio” para las próximas elecciones municipales y autonómicas de 2019. El lanzamiento por parte de Manuela Carmena y de Íñigo Errejón de una candidatura unitaria para el ayuntamiento y Comunidad de Madrid, como estrategia electoral ganadora fuera de las estructuras de Podemos, obliga a replantearse la estrategia electoral y el proyecto político en Alcalá de Henares.

Foto remitida por el autor

 

  • Luis de Santiago fue candidato a la Secretaría General de Podemos Alcalá 

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La fórmula que se ha demostrado más exitosa en los municipios han sido las agrupaciones ciudadanas con un arraigo en el territorio que vaya más allá de los partidos tradicionales, y esa es la fórmula, con perspectiva claramente ganadora, por la que están apostando Iñigo y Manuela. Es la misma opción por la que se apostó en las municipales de 2015 en Alcalá de Henares, y políticamente continúa siendo la mejor apuesta para el 2019 en nuestra región.

En las elecciones de 2015 Podemos estaba muy tierno para presentarse en todos los municipios con su propia marca. Con apenas un año de vida y habiendo pasado tan solo unos meses de la primera asamblea de Vistalegre, se optó por ser prudentes y concurrir con la marca Podemos solamente en el ámbito autonómico. En cambio, en las municipales, Podemos como tal, no se presentaría. La alternativa fue ayudar a impulsar el nacimiento de partidos locales (o candidaturas de unidad popular) enmarcados dentro del espíritu del cambio.

Esta estrategia -que no fue entendida por todos- contaba con la cautela de no crecer excesivamente rápido, perdiendo el control y, entre otras cosas, cerraba las puertas al oportunismo que siempre surge alrededor de la política y el poder. Podemos tenía que hacer los deberes en las autonómicas y municipales, pero tenía su verdadero objetivo puesto en las elecciones generales, por lo que los comicios de 2015 se presentaban a la vez como una oportunidad y como un riesgo para la nueva formación.

Pero, quizás sin quererlo, lo más importante de la decisión de no concurrir a las municipales con la marca Podemos fue que generó un movimiento ciudadano municipalista muy positivo. En vez de realizar un desarrollo estructural de carácter vertical, se instó a la gente a autoorganizarse. Desde el punto de vista de la transformación social, fue una decisión brillante. Antes de crear estructura había que generar cultura de cambio. Se incentivaba así un cierto despliegue que no era de “seguidismo partidista”, apostando en cada municipio por la autocreación política. Este movimiento es muy importante para entender lo que está pasando hoy. Parafraseando a Castoriadis, lo que hace que una sociedad no solo visualice el cambio sino que lo materialice, no es la evidencia de la necesidad, es “la actividad lúcida de un grupo que apunta a la posibilidad de autoinstituirse y darse sus propias leyes.

Porque se involucró a los municipios en la autogestión de alternativas, la ciudadanía se hizo consciente del importante papel de la participación. No eran otros, desde fuera, los que marcaban las líneas políticas de los municipios. Eran los propios vecinos y vecinas organizados a los que se llamó a apoderarse de las instituciones para apostar por un cambio que pusiera las administraciones al servicio de la gente. Por supuesto, el 15M tuvo mucho que ver en ello.

De esta forma se impulsó algo más importante que el despliegue territorial de un partido. Se desarrolló un modelo de crecimiento político enraizado en la comunidad, que nacía desde el principio con un carácter eminentemente municipal. No apelaba solo a la participación de los partidos, y se involucraba a movimientos sociales, vecinales, asociaciones locales, personas independientes, vecinos y vecinas sin militancia previa, etc. Esta forma de entender lo político iba más allá de las siglas y las corrientes. Consistía en un ejercicio puramente democrático que devolvía a la política su carácter público y discursivo -más allá del marco de las doctrinas y las ideológicas donde la izquierda discute consigo misma-, abriendo un espacio de encuentro para la confluencia. Esto es lo que ocurrió en Alcalá de Henares con la creación de Somos Alcalá, al igual que en otros municipios como San Fernando de Henares, Móstoles o Madrid capital.

El éxito de la medida se vio reflejado en los resultados donde muchas de las candidaturas de unidad popular consiguieron una presencia determinante, dando lugar a lo que se ha llamado “los ayuntamientos del cambio”. En Alcalá de Henares se obtuvieron 6 concejales y existe un cogobierno con el partido socialista, donde la agrupación gestiona importantes concejalías. Se pasó de las calles a gobernar llevando el espíritu del cambio a las instituciones. Como ejemplo, en Alcalá se crearon y potenciaron concejalías claves como transparencia o participación, se creó la Oficina de Intermediación de la Vivienda, se aumentó el presupuesto en acción social, y se movilizaron grandes recursos en limpieza, especialmente en barrios no solo en el casco histórico. Estas acciones constituyen ejemplos claros de una nueva manera de hacer política.

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Sin embargo, lo que para unos es un éxito, para otros ha sido una pérdida de influencia política. Parece que la estrategia de no concurrir a las municipales en 2015 no fue una decisión consciente para potenciar el municipalismo, como algunos apoyamos. Más bien, para la mentalidad partidista, fue algo transitorio hasta el despliegue total del partido. O así parecen haberlo entendido los sectores oficialistas de Podemos. En 2015 era arriesgado presentarse con la marca Podemos, pero para 2019 “ya estamos preparados”. Pero, ¿quiénes están preparados? ¿Los militantes de Podemos? ¿Los colectivos que apoyaron a Somos? ¿Los vecinos y vecinas de Alcalá? ¿El electorado? No. Los únicos que están dispuestos son un sector minoritario muy cercano a los órganos del partido, un sector que quiere controlar los procesos sin tener en cuenta la idiosincrasia de los territorios. Pretenden concurrir a las elecciones sin contar con las bases y la ciudadanía. Tanto la mayoría de inscritos como los que participan en la agrupación, como la gran mayoría de simpatizantes y de actores políticos y sociales de Alcalá, están a favor de repetir para el 2019 la fórmula de una confluencia de carácter municipalista con arraigo en el territorio. Es la práctica de la expresión “lo importante es que decida la gente”.

Lo que la gente no acaba de entender es cómo los ayuntamientos del cambio han pasado, en cuestión incluso de días, de ser el ejemplo para todo un país a ser repudiados. Ahora, el Podemos oficialista se plantea competir contra las plataformas que se crearon en las pasadas elecciones, aunque hayan estado gobernando o cogobernando municipios. Es curioso que la polémica suscitada en las primarias de Madrid y las críticas que están surgiendo en torno a Más Madrid, tanto hacia Iñigo como hacia Manuela, estén basadas en “el proyecto personalista”, cuando lo que está detrás es el Podemos oficialista que pretendía imponer nombres de carácter orgánico en las listas, y cuando el propio Pablo Iglesias se presentó en Vistalegre 2 diciendo que dimitía si no salía su equipo elegido.

En Alcalá dejamos de creer hace tiempo en el lema “en Podemos decide la gente”, cuando las primarias en Alcalá de Henares acabaron en pucherazo y en los tribunales por la decisión del aparato de no respetar el resultado de las urnas basándose en una interpretación torticera de los reglamentos, cuando se está legitimando para tomar las decisiones a una secretaria general que perdió en las urnas y a un equipo negociador que no cuenta con el respaldo de la asamblea del círculo. A los que estamos dentro nos duele y nos cuesta comprenderlo. A los que están fuera les suena a más de lo mismo, a vieja política de partido.

¿Por qué el conflicto con Errejón? ¿Por qué el conflicto con Carmena? ¿Por qué el conflicto entre Podemos y Somos Alcalá? La justificación de puertas hacia fuera intentará teñir la decisión de cuestión política (seguramente argumentando servilismo hacía el PSOE, reformismo institucional o sacando trapos sucios) cuando es en realidad una cuestión de control y poder orgánico. No se trata de que unos lo hayan hecho mejor que otros, o se haya hecho mal, bien, peor, mejor o lo que se pudo hacer. Este debate sería interesante, incluso necesario para ir siempre a más y mejor. Esa es la crítica de la que deberíamos hacer gala la izquierda. Nada de esto parece estar encima de la mesa. Desgraciadamente, lo que parece estar en juego es no perder poder orgánico.

Por este motivo, no se han esforzado en apoyar al equipo de gobierno en las políticas que se estaban llevando a cabo en Alcalá durante estos cuatro años de gobierno, y por eso invalidaron la candidatura ganadora en las primarias de Podemos en Alcalá de Henares. Esto ha sido así en Alcalá, pero también en la ciudad de Madrid y es lo que está detrás de la decisión de abandonar las primarias de los 6 concejales de gobierno del Ayuntamiento de Madrid. En San Fernando de Henares, donde se consiguió la alcaldía, la historia es la misma. Por mucho que lo intenten vestir de otra cosa, la realidad es que la burocracia, el control, la avidez de poder y el oportunismo de unos pocos han acabado por entrar en Podemos. El miedo que se tenía de que esto ocurriera en los comicios de 2015 es lo que ha acabado ocurriendo en el desarrollo organizativo del partido. Y es justamente desde las plataformas más abiertas y con carácter ciudadano desde donde mejor podemos contrarrestar ese movimiento nocivo y encontrar el verdadero espíritu inicial de Podemos.

¿Por qué en Alcalá apostamos por una plataforma ciudadana para ir a las elecciones de 2019? Porque se trata de sumar, de crear una unidad plural, no uniforme. Porque se trata de mantener el espíritu de cambio abierto por el 15M de autoorganización de la ciudadanía. Porque además esa fórmula se ha demostrado exitosa y cuenta con ejemplos claros de buen gobierno. Habrá que hacer evaluación de estos cuatro años y aprender de los errores, pero no podemos retroceder con aquello que funciona. Se llame de una forma u otra, lo importante es ser fiel a las ideas, no a las siglas. Recordemos el acto de campaña de primarias en la Casa Tapón, donde las diferentes corrientes de Podemos (errejonismo, anticapitalismo, Podemos en Movimiento), militantes, vecinos y vecinas, y gente de colectivos acudieron para defender la democracia interna en Podemos, para defender un proyecto para Podemos Alcalá basado en primarias abiertas, programa participativo y código ético. Apelamos a ese espíritu de cara las próximas elecciones municipales.

Hace poco hicimos un llamamiento para una confluencia de base entre los distintos actores del cambio en Alcalá. Nos debemos a toda la gente que tiene puestas sus ilusiones en una sociedad mejor y por ello haremos un esfuerzo por conocer y por sumar todas las plataformas municipalistas (Más Madrid, La Bancada…) al proyecto de Alcalá de Henares. Aunque haya terremoto en Madrid, nosotros y nosotras seguimos hablando de lo mismo: de gobernar para y con nuestros vecinos y vecinas, de justicia social y, por supuesto, de que “sí se puede”.

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