- Teresa López. Secretaria General de Podemos Alcalá de Henares.
En Podemos Alcalá aún saboreamos el buen recuerdo que nos ha dejado el reciente y entrañable encuentro que hemos celebrado en nuestra sede y que sirvió para analizar las posibles soluciones y alternativas para acabar con las reformas laborales que tanto daño han causado a las trabajadoras y trabajadores de nuestro país.
Agradezco a Fran Casamayor, Secretario de Organización Autonómica de Podemos Comunidad de Madrid, y a nuestra compañera Elena Sevillano, Diputada en la Asamblea regional, su apoyo, su asistencia y su cariño. También a Vicente García y a Jesús La Roda, secretarios generales de CC.OO y de UGT para la zona este de la región respectivamente, por la aportación de su experta visión y su experiencia enriquecedora que quedó manifiesta en el encuentro.
También quiero -desde estas líneas que me brinda Alcalá Hoy- aprovechar la ocasión para agradecer, cómo no, su presencia a todas las personas que se acercaron a nuestra casa, que es la suya también, por su interés y por asistir (algunas de ellas incluso en pie) a esta cita e invitarles a otras muchas que, sobre distintos temas, se celebraran próximamente. Gracias de todo corazón.
Y también quiero reconocer de manera muy especial la presencia y las palabras de Francisco Muela, miembro del comité de empresa de Coopbox, cuya dirección -amparándose en las ventajas que le garantizan las reformas laborales- está a punto de dejar en el paro a 120 familias. Y es precisamente a la plantilla de esta empresa, que cuenta con un fuerte arraigo en nuestra ciudad (desde cuando se llamaba Dynaplast) a la que quiero dedicar unas líneas. A esos 120 compañeros y compañeras de Coopbox Hispania que en estos momentos están luchando por defender sus puestos de trabajo.
El pasado jueves, después del Pleno Extraordinario, estuve en la puerta del Ayuntamiento paseando entre esos compañeros y compañeras que con gesto serio salían recogiendo sus pancartas. Me impresionaron mucho sus caras, no eran de esperanza sino más bien de resignación y de aceptación de una realidad probablemente irreversible. Tal vez la misma escena que hemos vivido en demasiadas ocasiones en el Corredor del Henares y más concretamente en Alcalá, con el cierre de muchísimas empresas que desmantelaban sus instalaciones -y de paso el futuro de muchas personas- mientras los gobiernos de turno se limitaban a hacer nada.
La Plaza de Cervantes, sin el rumor de las conversaciones y los pasos de transeúntes, estaba prácticamente vacía en este otoño alcalaíno. Delante del que fuera Convento de Agonizantes un grupo de personas comentaba lo ocurrido en el pleno sin pasión, sin fuerza, sin cuestionamientos. Me atrevería a decir que lo hacían como si hubiesen cumplido un trámite, ni deseado ni aceptado, más en este camino de despedida. Después de mezclarme unos momentos entre ellos, retome el camino a casa con profunda tristeza. Tuve la impresión de que una nube de olor fétido, el mismo que respiran nuestros vecinos cuando el aire del vertedero sopla hacia nuestra ciudad, nos había envuelto a todos.
Antes de entrar en casa di un largo rodeo intentando responder a la pregunta que ya se hizo Alberti hace muchos años y en la que también englobaba a las mujeres, aunque sin citarlas: “dónde los hombres, dónde los hombres de ahora…”
Conocí siendo muy joven las huelgas, hablo de los años 80. En esos momentos mi padre era obrero en una cadena de montaje de Ibelsa, yo misma terminé trabajando allí. Viví la solidaridad ciudadana del mundo obrero, el apoyo que se recibía de toda la comunidad. Y es que por entonces todos vivíamos la política no como una cuestión ajena, sino como algo muy nuestro, fue una lucha dura la que nos llevó a conquistar años de bienestar para nosotras y para los nuestros. De alcanzar metas inimaginables hasta entonces, de saber que juntas y juntos podíamos conseguir dignificar a la clase obrera. Pero de repente un golpe seco, un chasquido, nos hizo despertar de aquel sueño maravilloso.
La crisis, la maldita crisis (estafa general y grandísimo negocio para algunos) también ha sido la coartada perfecta para justificar el enorme retroceso en derechos y conquistas obreras experimentado en los últimos años. Y, como una monstruosa niebla pestilente, se ha apoderado de nosotros desde hace unos años con su cruel devastación, que no ha sido sólo económica, sino también social.
Tal vez una de sus peores consecuencias sea que en esta nueva batalla de los de abajo frente a los de arriba estamos pasando por momentos muy difíciles que muchos de nosotros creemos resolver encerrándonos en casa, negando nuestra situación como individuos aislados, “si es posible que no se enteren mis vecin@s”, pensamos.
Viendo la soledad de las compañeras y los compañeros de Coopbox creo que ha llegado el momento de retomar la conciencia de la situación de nuestra ciudad y sus gentes, que somos todos y todas. Es el momento de volver a empoderarnos, de enlazar nuestros sentimientos de pertenencia aquí, en Alcalá, con nuestras familias, nuestros amigos y vecinos. Y crear comunidad y hacerlo aquí y ahora, porque este es nuestro espacio natural. Porque unidos podemos cambiar la vida de la gente, nuestras vidas, y devolverle a Alcalá su identidad como ciudad solidaria, habitable y cercana.
Si un día fue posible, hoy también lo es. De hecho no sólo Sí SE PUEDE, sino que también se SE DEBE continuar sumando y empoderando a las personas. Haciendo grupo, reivindicando la conciencia colectiva y reconstruyendo el hermanamiento de las clases populares. Porque divididos y solos somos vulnerables y solubles en medio de la masa, pero unidos somos una roca y podemos conseguir lo que nos propongamos. ¡Seguro!
Teresa López Hervás, Secretaria General de Podemos Alcalá de Henares
Efectivamente, todo comenzó en los 80, cuando gobernaba el PSOE, ahora socio de ustedes en el gobierno de la Nación y de la Ciudad. Entonces los socialistas apoyaron una reconversión que también se justificó por la necesidad de ajustarse a lo que exigía el ingreso en el entonces Mercado Común. Entonces los sindicatos “de clase” (UGT y CC.OO.) negociaron y firmaron cientos de cierres de empresas en connivencia con los socialistas del Gobierno, que también consideraron necesario entrar en la OTAN. La rendición total. La derecha y los empresarios callaban sentados en sus clubes privados y brindaban por el capitalismo y por los campanudos representantes de la clase obrera.
Más tarde llegó el Tratado de Mastrique (en España la ciudad holandesa de Maastricht siempre fue Mastrique) y el mercado único con el fin de los aranceles. Los socialistas del PSOE seguían en el Gobierno y los mismos sindicatos hablaron de la necesidad de converger con Europa, la panacea para todos. Sin embargo los parados de los 80 lo seguían siendo y otros pasamos a serlo con la gran crisis de 1.992 que arrasó con la industria que le interesaba a Alemania y a Francia, que se quedaron con ella. La disculpa fue la adaptación a la economía europea y la crisis. La derecha y la oligarquía empresarial callaban; no necesitaban gobernar; otros les hacían el trabajo y apaciguaban a los trabajadores.
Con el siglo XXI llegó la moda de la globalización, del fin de las fronteras y del mercado mundial. La izquierda ha defendido con ahínco el nuevo modelo que propalan los oligarcas mundiales. Las grandes fortunas viajan a paraísos fiscales y cambian de país con un golpe de tecla en el ordenador. China, manteniendo su comunismo político de estado, aplica el capitalismo económico y todos tan contentos. En España, siempre muy modernos, consumimos y con ello creamos puestos de trabajo en China, India, Vietnam, etc. Es la globalización y el mundialismo que traerá grandes beneficios a todo el orbe, que se ha convertido en el cortijo de una oligarquía económico-financiera-política que se autoproclama “progresista” y adjudica todo tipo de insultos, muy del gusto de la izquierda, a los que se oponen a sus designios.
Lo primero hizo Pedro Sánchez (sí, del PSOE, su socio querido) fue recibir en La Moncloa a un representante de la nueva tendencia, me imagino que porque será el gran defensor de los trabajadores; me refiero a George Soros, ya saben, ese que puede destrozar la economía de una nación con unos manejos en bolsa o en el mercado de divisas.
Los sindicatos y la izquierda están en otros asuntos más modernos que nada tienen que ver con el mercado de trabajo y con la defensa de los puestos de trabajo y de los trabajadores. La globalización es el nuevo internacionalismo. Hacen muchas reuniones y “performances”, bellas actuaciones en las que se van por los cerros de Úbeda de la modernidad política. Y los parados siguen parados. Y las calles sucias. Y la droga y el delito se ceba en las barriadas donde viven esos parados, donde impera esa suciedad y campa esa delincuencia. Y los “delincuentes y delincuentes” de todos los signos, de guante blanco y de guante negro nos exprimen. Y los “políticos y las políticas”, y las “sindicalistas y los sindicalistos” continúan en sus juegos que nada tienen que ver con las necesidades de “la clase trabajadora”.
Después se extrañarán y se rasgarán las vestiduras cuando los que han sido maltratados por las políticas sindicales, por las mentiras de la izquierda, y no tienen nada que perder, se rebelan y votan lo que les interesa, no lo que a ustedes les apetece. Se sorprenden que los “trabajadores y las trabajadoras” no se entusiasmen con manifestaciones, conversaciones y apoyos políticos que para nada han servido en las últimas cuatro décadas.
Si algo da la pobreza y la desesperación ante los que arruinan vidas, y además quieren que se les agradezca, es la libertad total, la falta de ataduras mentales.
El juego aún no ha terminado.
Agradeceriamos comentarios más cortos. El tuyo casi tiene la misma extensión. Te recordamos que nuestras páginas están abiertas a colaboraciones.
Lo siento, no pude contenerme ante la sarta de convencionalismos proge-izquierdosos de los neo-burgueses y neo-burguesas que buscan la sombra de los presupuestos para decir que los administran en nombre de los trabajadores.
Después de meditarlo mucho, me ha parecido oportuno, dar a conocer el artículo, “La guerra contra el plástico pasa de puntillas sobre sus fabricantes”, publicado el pasado10 de julio de 2018 en elEconomista por la redactora Isabel María Gaspar Calero, cuya lectura recomiendo encarecidamente en el enlace https://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/9263085/07/18/La-guerra-contra-el-plastico-pasa-de-puntillas-sobre-sus-fabricantes.html