- La brujita del Gurugú | Gabriela Vicario
Lo primero que destacamos es el recuerdo de la buena prensa que otrora rondaba la ciudad. Eso ya saben, mis queridos lectores, que con una pizquita de alcohol se llega a la exaltación de la amistad. Pero rápidamente entramos en materia.
Fiel al dicho setentero de que Alcalá de Henares era Monjas, putas y militares llegamos a la conclusión de asimilar a los medios de comunicación actuales en los apartados 1 y 2 del ya manido refrán. Sin menoscabo de los gremios y con el suficiente sentido del humor decidimos, por tanto, que los medios de comunicación actuales de la ciudad se enclavan más bien en los epígrafes de monjas y putas, tanto por el planteamiento de la comunicación -cuando menos amable- como por los servicios varios prestados.
Y que es tanto el ahínco con el que se prestan los servicios comunicativos en la actualidad en tierra de Cervantes que una lectora empedernida de Cercanías como yo, ya no sabe muy bien si los reportajes, los artículos, los editoriales, las columnas o las crónicas corresponden más bien a hacerse un francés, -felación o cunnilingus-; hacerse un griego, donde por la popa viene el aire; hacerse un alemán, el misionero de toda la vida; hacerse un inglés, con juguetitos alternativos; hacerse un sueco con doble satisfacción al canto o hacerse un ruso y utilizar todos los argumentos corporales. En definitiva, los medios de la actualidad parecen muy enfrascados en satisfacer ampliamente al cliente, que por su puesto no es el lector, que queda como mera excusa de la acción comunicativa.
Vuelvo a repetir que, en tono de humor, continuamos la reflexión. Llegamos hasta el punto de que los propios nombres de los medios de comunicación llegaban increiblemente a parecese a nombres de prostíbulos propiamente dichos. Imaginense a alguien de La Coruña que no conoce la ciudad. El mítico African Queen, donde según mis contertulios han desfilado alguna de las mujeres más impresionantes del mundo, podía tener claramente su continuidad en otros lupanares que podrían llevar el nombre de actuales medios de comunicación como La Luna de Alcalá, Dream Alcalá, Quijotes o Puerta de Madrid, cuyas cabeceras no atienden tanto a términos periódisticos o de actualidad como -más bien- a lugares oníricos concretos donde encontrar los mejores servicios al menor precio posible. El ‘Felatio non petita’ que encabeza este escrito viene a demostrar cómo estos lugares de placer están dispuestos a masajear todo tipo de zona erógenas a dos manos y de manera atemporal.
Tras el vino, llegó el ron. Bien continuamos con la reflexión y aquello se puso más erótico festivo. Concluimos por tanto, que la plataforma de la Luna de Alcalá cumplía una función multiorgásmica, gubernamental, bienquedista y fisoterapeútica con final feliz. Que sus homólgos de Dream Alcalá enfocan los servicios de manera más directa, buscando incluso la eyaculación precoz y con ganas de ejercer un dominio de la gestión de la información como si ellos mismos hubieran descubierto el hecho comunicativo o copulativo en sí. Que el orondo Quijotes recibe un trato publicitario muy por encima de sus parcos servicios comunicativos, en forma de pseudoperiódico que en su misma cabecera lleva el nombre y el móvil de los servicios publicitarios. Más ordinario, imposible. O que el añejo Puerta de Madrid, faro de la información complutense de estilo tardofranquista, encamina su acción a medida que las páginas de la publicidad institucional van cayendo.
A todo esto referimos que el pasado más glorioso de dos décadas de Diario de Alcalá concluyó con una oficina de Reconsideración de Suelos, enclavada en el entorno de Cuatro Caños que espera mejores días. Y que almas radiofónicas absolutamente mordacez contra los medios subvencionados de otra época ha visto rebajada su esceneficada postura con la contratación de algún familiar para hacer revistas mensuales.
Sin dejar de opinar, eso sí, sobre la supuesta imparcialidad de este mismo medio que edita este escrito, cuando sigue los designios de un profesional que llegó a oficiar como jefe de prensa municipal con el partido hoy gubernamental. Dejo a su consideración la inclusión de este último comentario, porque al menos su valentía atisba algunos de los elementos prinicipales que debe tener un medio de comunicación. Por cierto, el único que admite quejas y comentarios de los vecinos, sin censura plena como en los demás. Se vaya a enfadar alguien, por supuesto.
Finalizamos la etílica reflexión pregúntándonos cómo y de qué manera quieren facturar ahora estos medios, con nombre de burdeles, los servicios que van a realizar ‘a todo meter’ -perdonen la expresión- a pocas fechas de las reñidas elecciones municipales de mayo de 2019. Con qué sugerentes posturas y con qué servicios irrechazables querrán ‘pasar a tesorería’ los trabajos realizados hasta el momento. Claro que todo ello en virtud de la libertad de expresión y del ciudadano como objetivo último de la información.
Al día siguiente me levanté y pensé que todo lo que aquí queda dicho de la noche anterior fue producto de la ingesta de alcohol y de la mente perturbadora de mis dos amigos. Juzguen ustedes mismos.
Desde que Gabriela Vicario empezó a escribir en este medio la digo porque me parece una articulista que escribe muy bien, con sentido del humor y entretenida. Pero he de decir que el artículo de hoy engancha e intriga, y eso es tanto así que esta vez Gabriela creo que has escrito para fuentes bien informadas, no te digo más.
Anaconda parece conocer a Gabriela. Lo único que digo es que por lo menos me divierto leyendo a esta mujer. Está claro que tiene que estar muy cerca del psoe y de los periodistas. Por favor Gabriela, escribe más…