Las causa por las que luchamos y la Unidad Popular | Por David Cobo

Un cura obrero, sindicalista y gran luchador, llamado Diamantino García, decía lo siguiente: “Las causas por las que luchamos son difíciles, pero son tan justas que algún día las ganaremos”. Esta frase encierra por una parte la confianza en la victoria, en la transformación social, y por otro lado no niega las dificultades que conlleva. Unas dificultades que nos obligan a organizarnos y dotarnos de estrategia, y esa búsqueda de organización y estrategia nos lleva a la Unidad Popular.

Foto de Noel Viñas

¿Qué es la Unidad Popular?

Una primera definición podría ser la siguiente: Es el conjunto de acciones de diferentes actores, individuales y colectivos, encaminadas a la construcción de una sociedad de mujeres y hombres libres e iguales, liberados de la explotación, del dominio y la discriminación.

Foto de Noel Viñas

Otra definición, más comprensible a mi parecer, es que la Unidad Popular es la colaboración que se crea en los espacios de lucha, en los espacios de defensa y reivindicación de derechos, donde los colectivos y las personas nos unimos de forma muchas veces espontanea.

Foto de Noel Viñas

Unidad Popular es cuando un grupo de personas de diferentes orígenes, que lo mismo ni se conocen, se juntan para parar un desahucio. Y allí estamos, apretando los dientes en un portal, da igual nuestro origen porque el deseo de cambiar la realidad y defender el derecho a vivienda nos ha hecho unirnos. Eso es unidad popular.

Foto de Noel Viñas

Cuando un grupo de trabajadores nos juntamos en los piquetes de una empresa en huelga. Me encuentro con compañeros y cada uno somos de sindicatos distintos, e incluso ni trabajamos en esa empresa en huelga, pero la solidaridad con la clase trabajadora, a la cual pertenecemos, nos ha llevado a esa puerta, a apoyar a esos trabajadores y a defender lo mismo. Eso es unidad popular.

Cuando han pasado por Alcalá de Henares las Marchas de la Dignidad, la Marcha de los Mineros, la de No+Precariedad, las concentración en apoyo a la huelga del 8-M y la de condena a la sentencia de la Manada… He visto mujeres y hombres trabajar juntos, caminar juntos, muchos de ellos sin llevarse especialmente bien entre sí, porque la defensa del derecho a la igualdad, pensión, pan, trabajo y techo se antepone a cualquier diferencia. Eso es unidad popular.

Cuando floreció el 15-M, y nos juntamos en la capilla del oidor personas con ideologías distintas, pero unidas en aquella primera noche de acampada, en víspera de una jornada de reflexión, desconocíamos si nos desalojaría la policía o no, pero nuestro deseo de transformación social nos hizo permanecer, dialogar, construir. Eso es unidad popular.

Hay muchos ejemplos. Ejemplos de los que nacen nuevas identidades colectivas. La PAH, la RSP, el 15-M, el movimiento feminista, el de los pensionistas… como en su momento se creó la identidad colectiva de la bandera roja. La bandera roja como símbolo lucha y emancipación, no la creó ningún partido político, fue una identidad colectiva que nació de la unidad popular. Es un símbolo reconocible por el movimiento obrero, que ya en el 1871 fue tomado como símbolo de la Comuna de Paris, pero viene de antes… Durante la Revolución Francesa en 1789, una Ley instauró que en las manifestaciones el ejército antes de disparar contra el pueblo que exigía libertad, igualdad y fraternidad debía sacar una bandera roja, a modo de aviso. Este símbolo de terror, de represión, fue adoptado por los propios manifestantes que para mostrar que no tenían miedo, ellos mismos empezaron a llevar banderas rojas a las protestas y se convirtió en un símbolo de resistencia. Esa es una identidad nacida de la unidad popular.

Como vemos la unidad popular no es algo nuevo y se sigue dando a día de hoy. Entonces, os preguntareis ¿Qué pintan las organizaciones políticas en esto? ¿Qué tiene que ver con la confluencia electoral?

Cuando un Gobierno abarata el despido, reduce salarios, nos sube la luz, recorta en sanidad y educación pública, permite los desahucios y la burbuja del alquiler. Cuando se regala suelo público para construir hospitales privados y colegios donde se segrega a niños y niñas, cuando se privatiza la gestión de lo público… esto no se hace por capricho. Lo hacen porque son siervos de la banca, de las grandes empresas, del gran capital… y si queremos convertir las reivindicaciones del pueblo organizado en realidad, debemos desplazar a los gobiernos serviles a Botín. Al igual que en la calle tratamos de aglutinar toda la fuerza posible en la reivindicación, es necesario que los partidos aglutinemos toda la fuerza electoral posible para tratar de derrotar a gobiernos serviles a Botín y poner gobiernos que obedezcan al pueblo.

El objetivo necesario es elegir gobiernos que obedezcan al pueblo y mantener viva la reivindicación en la calle, es necesaria la coexistencia de ambas cuestiones.
Las dos patas del cambio; Coherencia en el gobierno del cambio y movilización activa en la calle. Hace poco tuvimos en Alcalá de Henares a Carlos Sánchez-Mato, compañero de IU y concejal del ayuntamiento de Madrid, nos dijo ¿Montoro se hubiera atrevido a echar atrás los presupuestos sociales del gobierno de Ahora Madrid si el pueblo madrileño se hubiera echado a la calle a defenderlos? No, Montoro no se hubiera atrevido, pero el pueblo madrileño no estaba en la calle defendiendo esos presupuestos. Nos faltaba la pata de la movilización activa en la calle.

Insisto en las dos patas; Coherencia en el gobierno del cambio y movilización activa en la calle. Y ahora me voy a fijar en la primera; Coherencia en el gobierno del Cambio. Un gobierno del cambio tiene que estar a la altura de la movilización en la calle. Un gobierno del cambio no es el que llega a un ayuntamiento para poner cubos bajo las goteras, llega para cambiar el tejado. Un gobierno del cambio no llega para cambiar de cocinero, llega para cambiar de receta. Lo digo porque no hay nada más desmovilizador que la falta de coherencia en las instituciones por parte de aquellos a los que habíamos puesto allí para transformar la realidad.

Llevo ya unos cuantos años militando en diferentes movimientos, y sé que para ir a una manifestación, no sólo ir, organizarla, pegar carteles, prepararse los comunicados, repasar la legislación, preparar denuncias desde tu sección sindical o desde tu asociación de vecinos… exige tiempo, un tiempo que muchas veces no tienes y se lo quitas a tu vida personal. Hace falta mucha determinación y coherencia para ser activista cuando te rodea tanta indiferencia, cuando ves a tu alrededor tanta gente que utiliza todo su tiempo para sus intereses individuales y nada para los intereses colectivos. Hace falta mucha coherencia y determinación para estar activo en la calle, y esa misma coherencia y determinación hay que exigirla a aquellos que quieran ser la voz y las manos del pueblo organizado en las instituciones.

Una concejala, que dice ser del cambio, no nos puede tratar de justificar que se tapien viviendas municipales cuando hay gente sin techo. No se puede tolerar que concejales del cambio no hagan todo lo posible por remunicipalizar servicios públicos o que, incluso, voten a favor en Junta de Gobierno para contratar funciones municipales. No se puede entender que un concejal del cambio no exija que exista un Plan de Igualdad en el ayuntamiento en el que gobierna. Un ayuntamiento del cambio no puede estar toda la legislatura sin presupuestos participativos. Un concejal del cambio no puede apoyar un macrovertedero denunciado por los ecologistas y en contra de la opinión de todo el pueblo donde se va a construir. No puede llegar un ayuntamiento del cambio y dejar de liquidar 40 millones de euros en tres años, 40 millones que ya habían sido presupuestados sin gastar. Eso no es dinero ahorrado, esos son necesidades no cubiertas. Necesidades sociales, infraestructuras, limpieza, conservación… eso no es cambio.

Sí a la unidad popular para transformar la realidad, para cambiarla. No para ser meros gestores de lo que hay, para eso el PsoE ya está inventado.

Pero hay otros ejemplos que son muy válidos. El ayuntamiento de Madrid remunicipalizando la funeraria, polideportivos, teleférico…, el de Barcelona con importantes medidas en vivienda, el de Cádiz, Santiago, Zaragoza, Valladolid remunicipalizando la gestión del agua, hay ayuntamientos del cambio que están demostrando que hay otra forma de gobernar y que la unidad popular es una estrategia válida para cambiar las realidad. Para ganar las justas cuestiones por las que luchamos, que decía Diamantino García, por difíciles que estas sean.

¿Qué pasaría si un día
despertamos dándonos
cuenta de que somos mayoría?
¿Qué pasaría si de pronto
una injusticia, sólo una,
es repudiada por todos,
todos los que somos, todos,
no unos, no algunos, sino todos?
¿Qué pasaría si en vez de
seguir divididos nos
multiplicamos, nos sumamos
y restamos al enemigo que
interrumpe nuestro paso?
Mario Benedetti

* Fotos del acto celebrado en el Centro Municipal de Salud  Podemos e IU confluyen en Alcalá de Henares

 

David Cobo . Coportavoz de Izquierda Unida Alcalá

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