Premio Cervantes – abril 2018 | Por Antonio Campos

Como cada 23 de abril, conmemoración del enterramiento del mayor escritor en español de todos los tiempos, se entrega el Premio Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares. El presente artículo es una ficción del autor, una narración literaria que no se corresponde con lo realmente acontecido, y como tal hay que leerlo y contemplarlo.

 

 

Sergio Ramírez. Hombre de armas y letras. Sandinista, fotografiado junto a Fidel Castro y Daniel Ortega. Apoyó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y formó parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Fue Vicepresidente de Nicaragua entre 1985 y 1990.

Literariamente empezó en 1960 escribiendo su primer cuento, El Estudiante. Cuentos, novela, ensayos, crónicas periodísticas, su obra alcanza más de cincuenta publicaciones en formato libro, y diferentes premios y distinciones en varios países latinoamericanos, Francia y España.

La concesión del Premio Cervantes, según el jurado, viene porque su obra conjuga “una literatura comprometida con una alta calidad literaria” … y destaca “como intelectual libre y crítico, de alta vocación cívica”.

Fue Premio Alfaguara de Novela en 1988 con Margarita, está linda la mar. Una joya entre las novelas latinoamericanas, cuyo argumento parte de un homenaje a Rubén Darío en su ciudad natal, quien escribe en el abanico de una niña uno de sus más hermosos poemas: “Margarita, está linda la mar…”.

Hombre de armas, revolucionario. Hombre de letras, comedia de humor a la vez que tragedia sangrienta, tenso argumento y descripción genial de situaciones, personajes y caracteres.

El dispositivo policial parecía similar al de todos los años, y digo parecía porque los acontecimientos que más tarde se produjeron inducen a pensar que la policía sabía que algo gordo podría pasar.

Foto de Noel Viñas

Una manifestación de jubilados, a cuyo frente iban unas cuantas personas de alrededor de cuarenta años, con banderas en rojo, negro y morado como colores predominantes, esperaban desde horas antes de la llegada de autoridades, reclamaban “pensiones dignas”, voceaban mucho y agitaban unas pequeñas pancartas individuales, escritas a mano de forma rudimentaria, dirigiéndose al Presidente del Gobierno y al Rey de España en demanda de su voluntad. Nada nuevo bajo el sol de Alcalá de Henares, personas pacíficas en el fondo y en la forma que aprovechan la presencia de multitud de medios de comunicación presentes para tratar de obtener su minuto de telediario.

Frente a las Clarisas de San Diego, que fabrican las mejores almendras garrapiñadas de toda la ciudad, había unas ciento cincuenta personas, hombres y mujeres, en silencio, con una sola pancarta que decía: “Los delincuentes son los otros; justicia para el guardia civil de Yunquera de Henares”.

Alguien que parecía saber de qué iba el asunto contó que la Fiscalía Provincial de Guadalajara pedía una condena de dos años de prisión, cuatro de inhabilitación y una indemnización de 225.000 euros para un guardia civil de ese pueblo que disparó a un atracador en un polígono industrial de Guadalajara en el año 2013, tres hombres, robo con violencia, intimidación y uso de armas, muerto por un disparo “realizado sin intención de menoscabar la integridad física de las personas, pero sin adoptar las medidas necesarias para ello, y sin que el agente se percatara en momento alguno de que hubiera podido alcanzar a uno de los atracadores”, que murió posteriormente por hemorragia de una arteria.

Foto de la Casa Real

Fue cuando el Rey empezó a pasar revista militar a las tropas presentes. Comenzó a llegar muchísima gente por las calles San Diego y Beatas, con lazos amarillos, banderas separatistas y odio en los ojos. La final de la Copa del Rey ganada por el Barça el sábado anterior en Madrid, perdida por los batallones secesionistas a los que la policía desarmó de sus armas esteladas y resto de identificativos golpistas, y los rumores de la llegada a la cárcel de Alcalá-Meco, dispersión de políticos presos, del que fuera presidente de la Generalitat Sr. Puigdemont, tras el cambio de la euroorden de detención, excluyendo el delito de rebelión al no haber existido utilización de armas, había convertido la ciudad en punto de concentración de los golpistas-secesionistas catalanes, pidiendo su libertad. Estaba claro que querían aprovechar la gran fiesta de las letras españolas para dejarse notar y extender sus reivindicaciones a todo el territorio español e internacional.

No está de más recordar que fue el parlamentario de Izquierda Unida Diego López Garrido el redactor del delito de rebelión incluido en el Código Penal de 1995 y el que incorporó una enmienda que evita que se castiguen las acciones independentistas si no se producen mediante el uso de la violencia, que salió adelante con el acuerdo del PSOE en el gobierno, Izquierda Unida, y los nacionalistas vascos y catalanes. Previsores que fueron vascos y catalanes para evitar que la defensa de la independencia pudiera castigarse.

En momentos, y sin saber de dónde, empezaron a aparecer GEOS por todas partes, principalmente cortando las salidas de las calles citadas por las de Libreros y Azucena, con lo que se produjo un tapón entre dichas calles y la Plaza de San Diego, en la que se encuentra la Universidad, sin salida por ningún sitio. Los manifestantes empujaban sin reparos a los ciudadanos que veían el acto en la mencionado plaza, que no eran otros que los guardias civiles de paisano que mostraban su solidaridad con su compañero, intentando romper las barreras de seguridad, y que, rápidamente, se identificaron y se unieron a los policías de servicio para tratar de aplacar a los alborotadores, que se vieron rodeados por delante y por detrás; policías de paisano, militares, GEOS y su fiel escolta Vilches, protegieron al Rey y demás autoridades, llevándolos en volandas dentro y montando una guardia con agentes dotados con subfusiles y dos pistolas, una en cada pierna, en su funda, dispuestos a cumplir con su cometido por encima de cualquier cosa.

La gente huyó despavorida, más de uno tropezó y hubo muchos heridos, aunque poca cosa para lo que podría haberse convertido en una desgracia de imprevisibles consecuencias. Solo quedaban los manifestantes independentistas, que se habían equivocado gravemente en su táctica callejera en una ciudad que desconocían, los medios de comunicación y los policías, que tuvieron que hacer frente con sus defensas a los más reaccionarios, que intentaban la lucha cuerpo a cuerpo y que acabó con bastantes heridos, contusionados y algún hueso roto. Allí la policía se ajustó a derecho, utilizó los medios legales a su alcance y no permitió la condescendencia con la que los tratan sus colegas autonómicos. Y la televisión mostró la realidad del momento: Frustrado intento de desestabilización de la nación española en las personas de las más altas autoridades del país.

Foto de Ricardo Espinosa Ibeas

El acto en el Paraninfo de la Universidad fue breve, con constantes idas y venidas para informar al Rey y al Presidente del Gobierno de la situación en la calle. En las alocuciones habidas, tanto el premiado como el Rey fueron rotundos en condenar la violencia y defender la democracia y la unidad de España. Se suprimieron los saludos protocolarios en el patio herreriano, y todos los presentes salieron fuertemente escoltados, por la parte trasera, la que da al Parador Nacional, marchando rápidamente en sus coches blindados.

Foto de Ricardo Espinosa Ibeas

Fuera quedó un amplio contingente de policía, que se empleó a fondo en su faena hasta aproximadamente las ocho de la tarde, hora en la que quedó despejada la ciudad y los secesionistas marchaban fuertemente custodiados a Madrid o a Guadalajara para tomar el tren a Barcelona, o en los autobuses que tenían aparcados en la estación ferroviaria de Meco con destino igualmente a Barcelona. Los heridos, independentistas y policías, fueron atendidos en el Hospital Universitario de Alcalá de Henares, en el de Torrejón, en el de Guadalajara y, algunos otros, en diversos puntos de Madrid capital.

No sé si fue un triste día para tan señalada fiesta de la Literatura en Lengua Castellana y para toda la nación española en su conjunto, o la evidencia del mayor problema que tiene España, y el futuro de Europa, de lo que no todo el mundo es consciente, mal enfocado y peor solucionado desde el primer momento, que, esperemos, nunca más vuelva a repetirse. Salud y paz.

 

Antonio Campos . El blog de Campos

 

 

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