- El programa está dirigido a alumnos de 12 a 16 años, especialmente a los de 1º y 2º de ESO.
- El ACEX está abierta también a alumnos absentistas y a aquellos con conductas disruptivas en riesgo de expulsión.
Los alumnos alcalaínos asisten al Aula de Convivencia Externa, creada hace dos años para realizar actividades psico-socio-educativas con pedagogos, psicólogos y educadores mientras dura la expulsión, a la que son derivados por el centro educativo y siempre de forma voluntaria.
“Cuando se llega al punto de la expulsión, la administración educativa no contempla nada: les castigamos, se van a casa, y si su familia está trabajando, se van a la calle. De este modo tienen un lugar alternativo en el que están con profesionales que trabajan con ellos y con las familias”, indica la concejal de Educación de Alcalá, Diana Díaz.
Son, en muchos casos, “chavales que tienen algún problema familiar o social, algún problema que hay que atajar no solamente desde el ámbito educativo“, apunta Díaz.
“En la mayoría de los casos la expulsión viene por una chiquillada de la edad y, si se trata desde el principio, se consigue recuperar su motivación y que sigan con los estudios. Y si hubiera un problema más grave también es el momento en el que se puede detectar“, señala la edil de Educación.
“La asistencia al aula siempre tiene carácter voluntario porque los chavales y sus familias tienen que estar dispuestos a trabajar, no es una guardería de niños, se hace una atención integral y personal”, dice Díaz.
El programa, en el que también colaboran de manera transversal las concejalías de Juventud y Servicios Sociales, pretende que “algo que empieza con 12 o 13 años con una expulsión de dos días no se convierta con 16 o 17 años en expulsiones largas, recurrentes y acaben abandonando el sistema educativo“.
A juicio de la concejal, el Aula de Convivencia Externa está obteniendo “buenos resultados” en Alcalá de Henares, especialmente cuando los alumnos son derivados por los orientadores de los centros, “porque ellos son los que conocen a los chavales, son los que han estado trabajando con ellos y saben a quiénes les vendrá bien, mal o regular”.
“Si solamente tenemos medidas coercitivas y no tenemos nada que pueda motivar e impulsar a esos chavales a tomarse las cosas de otra manera, e incluso a sus familias, a lo mejor los perdemos para el sistema educativo”, concluye Díaz