El mito de la caverna | Por Antonio Campos

El archiconocido mito de la caverna muestra la existencia de una verdad que existe independientemente de las opiniones de los seres humanos, la presencia de los engaños constantes que nos hacen permanecer lejos de esa verdad, y el cambio cualitativo que supone acceder a esa verdad: una vez se la conoce, no hay marcha atrás.

La República – Platón (427 – 347 a.C.) – El mito de la caverna

 

Ahora represéntate el estado de la naturaleza humana, con relación a la ciencia y a la ignorancia, según el cuadro que te voy a trazar. Imagina un antro subterráneo, que tenga en toda su longitud una abertura que dé libre paso a la luz, y en esta caverna hombres encadenados desde la infancia, de suerte que no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen en frente. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo resplandor les alumbra, y un camino escarpado entre este fuego y los cautivos.

Supón a lo largo de este camino un muro, semejante a los tabiques que los charlatanes ponen entre ellos y los espectadores, para ocultarles la combinación y los resortes secretos de las maravillas que hacen.

Figúrate personas, que pasan a lo largo del muro, llevando objetos de toda clase, figuras de hombres, de animales, de madera o piedra, de suerte que todo esto aparezca sobre el muro. Entre los porteadores de todas estas cosas, unos se detienen a conversar y otros pasan sin decir nada. Se parecen, sin embargo, a nosotros punto por punto. Por lo pronto ¿crees que puedan ver otra cosa de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que van á producirse en frente de ellos en el fondo de la caverna. —¿Ni cómo hablan de poder ver más, si desde su nacimiento están precisados a tener la cabeza inmóvil? — Y respecto de los objetos que pasan detrás de ellos, ¿pueden ver otra cosa que las sombras de los mismos? — No. —Si pudieran conversar unos con otros, ¿no convendrían en dar a las sombras que ven los nombres de las cosas mismas? — Sin duda. — y si en el fondo de su prisión hubiera un eco, que repitiese las palabras de los transeúntes, ¿no se imaginarían oír hablar a las sombras mismas que pasan delante de sus ojos? —Sí. — En fin, no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras. —Sin duda.

Mira ahora lo que naturalmente debe suceder a estos hombres, si se les libra de las cadenas y se les cura de su error. Que se desligue a uno de estos cautivos, que se le fuerce de repente a levantarse, a volver la cabeza, a marchar y mirar del lado de la luz; hará todas estas cosas con un trabajo increíble; la luz ofenderá a los ojos, y el alucinamiento que habrá de causarle le impedirá distinguir los objetos, cuyas sombras veía antes. ¿Qué crees que respondería, si se le dijese, que hasta entonces sólo había visto fantasmas, y que ahora tenía delante de su vista objetos más reales y más aproximados a la verdad? Si en seguida se le muestran las cosas a medida que se vayan presentando, y a fuerza de preguntas se le obliga a decir lo que son, ¿no se le pondrá en el mayor conflicto, y no estará él mismo persuadido de que lo que veía antes era más real que lo que ahora se le muestra? —Sin duda.

Estos ingredientes se pueden aplicar también al día a día, concretamente a la manera en la que los medios de comunicación y las opiniones hegemónicas moldean nuestros puntos de vista y nuestra manera de pensar sin que nos demos cuenta de ello.

A los muchos ejemplos que pudieran ponerse sobre la forma actual de “comer el coco” a las personas, por políticos, religiones, empresas, todos los ismos habidos y por haber (fascismo, nazismo, comunismo, chavismo, leninismo, castrismo, franquismo, socialismo, feminismo, machismo, independentismo, secesionismo, sionismo, islamismo, y así hasta ciento y la madre de todas ellas, que no es otra que la mentira repetida tantas veces que no de tiempo a pensar por sí mismo en cualquier otra cosa, en el fondo ese es el verdadero mito de la caverna de Platón), se ha añadido la idea de la señora alcaldesa de Madrid, de imponer la dirección única en ciertos espacios peatonales, con señas de identidad de alrededor de, en formación y esquemas preestablecidos, a los que tampoco son ajenos la guerra de guerrillas de los atentados terroristas a nivel mundial.

Para mejor comprensión, ver el dibujo adjunto, obtenido de internet, que califica el hecho de fascismo, pero al que podría aplicársele cualquier otro calificativo de los anteriormente descritos, en resumidas cuentas, cualquier cosa menos democracia. Claro que hasta ahora, llamar golpista era lo peor que se le podía decir a un demócrata, o eso decía la izquierda, y resulta que los golpistas catalanes son ayudados por ciertos sectores de izquierda, alguno de ellos con propuestas de anular la validez jurídica de la condena a Companys, el indulto de los políticos presos por delincuentes y una Hacienda Catalana propia que inspeccionaría a los contribuyentes, entre ellos, a todos los que nadie alcanza a comprender cómo han llegado a ser tan ricos y en tan poco tiempo.

Un año es una vela que permanece encendida desde el uno de enero hasta el treinta y uno de diciembre, que acaba por consumirse y apagarse sin que nos demos cuenta, porque la cera ha ido gastándose con el paso del tiempo. Felices Navidades a mis amigos y a mis enemigos. No se les olvide encender su vela el día de Año Nuevo, y espero volverles a ver por estas páginas y agotar hasta la última pavesa del próximo año.

Antonio Campos . El blog de Campos

 

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1 Comentario

  1. Louis Dembitz Brandeis (Louisville, 13 de noviembre de 1856 – Washington D.C., 5 de octubre de 1941) fue un importante abogado de Estados Unidos, que llegó a Juez Asociado de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Fue un gran defensor del derecho a la intimidad, y de las causas sociales. Suya es la frase siguiente: «La publicidad es justamente elogiada como un remedio para las enfermedades sociales e industriales. La luz del sol se dice que es el mejor de los desinfectantes; la luz eléctrica es el policía más eficiente». Fuente: “Other People’s Money—and How Bankers Use It” (1914).

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