- Crónica remitida por Irene Pérez, una lectora de ALCALÁ HOY, desde Nueva York con fotos representativas (con licencia para difusión y uso comercial).
Nueva York es uno de los destinos estrella del puente de la Inmaculada. Encuesta a quien haya ido: ¿qué decoraciones navideña les han llamado más la atención? Los escaparates de Saks Fifth Avenue, Barneys o Bloomingdales? ¿el gigantesco árbol del Rockefeller, Santaland de Macy’s o los trenecitos en miniatura del Jardín Botánico?
Pero… ¿les suena Dyker Heights? Este barrio, habitado por descendientes de inmigrantes italianos venidos a más, no suele figurar en las guías turísticas. Y aún así, se convierte en un potente imán para los casi 100.000 visitantes que recibe durante todo el mes de diciembre.
En una ciudad asaeteada por líneas de metro, llegar al meollo de las decoraciones es toda una aventura, puesto que la parada más cercana está a casi veinte minutos a pie. Si a ello le sumamos el resto del paseo, de unas dos horas, con temperaturas que no suelen superar los 5°, más vale venir bien pertrechado.
En Dyker Heights, se suceden las hileras de casas de estilo neogriego, donde abundan las estatuas y fuentes, y cuyo rococó decorativo entra en su máximo esplendor durante el periodo navideño.
Sus vecinos compiten ferozmente por la mayor cantidad de decoraciones, música o efectos visuales: papás noel hinchables, renos a tutiplén, figuritas de cascanueces de más de tres metros o los héroes de la última película de Disney, pelean por la atención y la admiración de cientos de transeúntes. Los más pequeños miraban asombrados una ventana tras la que se veía la sombra de Santa Claus, bebiendo el chocolate caliente que le habían dejado en aquella casa.
A pesar de que se trata de una visita gratuita, no les sale barato a los vecinos de aquel barrio, y no sólo por la factura eléctrica (por esa razón, quizá la mayoría apaga el tinglado pasadas las diez de la noche). Muy pocos de ellos cuelgan sus propias decoraciones, sino que recurren a empresas especializadas que cobran, de media, entre 1000 y 2000 dólares.
Dicho esto, esta alcalaína va con algo de retraso en su decoración navideña, que consistirá de guirnaldas en la fachada, algún lazo rojo y una corona. Por muchos likes que reciba en mis redes sociales, no pararé a ningún peatón y me quedaré muy por detrás de mis vecinos. La señora Wilson ya ha sacado sus renos iluminados y el proyector LED.
Irene Pérez desde Nueva York
Excelente crónica. Ya estamos esperando la siguiente sobre el frío en Febrero.
Gracias por acercarnos un poco a todas esas luces Irene!nos apuntamos tu crónica en la próxima agenda de viaje!