- Crónica gráfica desde la exposición de Ricardo Espinosa Ibeas
- Carlos Chacón, 1945-1985. Antológica en Sta. Maria la Rica
Tres décadas después de su prematura muerte, Foro del Henares, en estrecha colaboración con algunos miembros de su familia, ha logrado reunir –tras meses de ingente labor– una buena parte de su obra dispersa, afortunadamente no desaparecida. Con ella se trata de evocar –a través de esta muestra– no solo la importancia de la trayectoria artística de Carlos Chacón Laguía, pintor y ceramista, sino también reivindicar su figura. Durante años Carlos supuso un referente indispensable y optimista que conformó buena parte del entorno intelectual y vital, entre varias generaciones de esta ciudad. Lamentablemente parte de su obra pictórica ha desaparecido, incluso muchos murales de encargo luego fueron destruidos. Sin embargo algunas piezas de cerámica, como sus reconocidos toros y caballos de reminiscencias nazaríes, los han sabido conservar clientes y amigos, porque para ellos aún hoy suponen todo un símbolo de aquel tiempo que pasó y no ha sido.
- Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Sala Antonio López / Santa María la Rica 3, Alcalá de Henares. Del 3 de marzo al 2 de abril de 2017. Martes a sábado de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 h. Domingos de 11:00 a 14:00 h. Lunes cerrado. Entrada libre
EL RECUERDO DE UN AUSENTE (Apuntes biográficos ). Carlos Chacón Laguía se deja ver en Sta. Mª La Rica. Mª Pilar Chacón Laguía
Él, que huía de aparecer fotografiado en reportajes de celebraciones y conmemoraciones relacionadas con su actividad artística, hoy se deja ver a través de parte de su obra, cedida y reunida por amigos, discípulos, familiares y muchas de las personas que le conocieron.
Carlos Chacón nació en los Hinojosos, Cuenca, en 1945 y vivió los años de su infancia en Arganda del Rey. Este fue el primer destino de su padre, José Chacón García, reconocido poeta, tras aprobar unas oposiciones del Ministerio de Justicia.
La familia Chacón Laguía se instaló definitivamente en la histórica ciudad de Alcalá de Henares en 1955, ocupando durante dos años una vivienda en la calle Escritorios, frente al Colegio de Santo Tomás, hasta que fijaron su residencia en el número 101 de la Calle Mayor, propiedad de la familia.
La calurosa jornada del 13 de junio de 1955, Carlos con 10 años descubrió Alcalá de Henares, la ciudad que le acogería para siempre. Quedó impresionado por la grandiosa calle Mayor, que esa misma tarde, nada más llegar, recorrió sin parar hasta llegar a la plaza de Cervantes.
Fue alumno del colegio público Cardenal Cisneros, pasando a cursar el Bachillerato al colegio de Santo Tomás. Inquieto y curioso marchó a Barcelona, asistiendo a la Escuela Massana.
Al volver a Alcalá se matriculó en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid en la calle de La Palma, estudiando dibujo, pintura y modelado. Realizó estudios de Cerámica en la Escuela Oficial de Madrid. En esos años ya demostró su inclinación por el arte y decidió dedicarse a la cerámica artística y a la pintura.
Realizó el Servicio Militar en Sidi-Ifni donde pudo desarrollar y ampliar sus dotes artísticas con mayor intensidad junto a otros compañeros y amigos artistas como Augusto Banegas con los que organizó una exposición de pintura en el año 1968.
De nuevo en Alcalá se dedicó a la pintura y participó en concursos promovidos por el Ayuntamiento de Alcalá. Obtuvo en 1970 el “Quijote de Oro”. En el 74 recibió el Primer Premio en el Concurso Nacional Ciudad de Alcalá de Henares y en el 75, Accésit en el mismo concurso.
Por entonces ya había instalado su propio taller de cerámica en la planta baja de la casa familiar en la calle Mayor. La producción se distribuía por Alcalá, Madrid y demás provincias españolas. Tuvo especial aceptación en Barcelona.
Impartió clases de Educación Artística en el colegio de Santo Tomás, el mismo donde él había estudiado años atrás. Introdujo a sus alumnos en el conocimiento del barro y en la técnica del modelado, aplicando esos conocimientos en otras áreas del aprendizaje como la Geografía y la Historia del Arte.
Asesoró generosamente a profesores y a padres de alumnos para instalar un taller de cerámica en el colegio público Beatriz Galindo, impartiendo clases teóricas y prácticas. De la misma manera, compartió charlas con jóvenes de los institutos para iniciarlos en el conocimiento y posibilidades de las arcillas y la cerámica, incluso en la ornamentación de fachadas de edificios de nueva construcción.
Muchos de los trabajos en forja de Jesús Prades fueron diseñados por Carlos, quien sostenía ser necesaria una Escuela de Artes Aplicadas en Alcalá.
Mientras tanto realizaba exposiciones de pintura en Madrid (1970), de Cerámica en Valencia (1970), en Mallorca y en Munich en 1972.
La Diputación de Guadalajara con motivo de la celebración del XXV aniversario de la publicación del libro “Viaje a la Alcarria” de C. José Cela, encargó a Carlos Chacón 15 placas para ser colocadas en los lugares donde el escritor y viajero pernoctó. Se conservan en perfecto estado las de Torija, Cifentes, Pastrana, Trillo, etc. Otras sufrieron un irremediable deterioro o su desaparición al ser demolido el edificio que las sostenía. Aun así, se han vuelto a colocar algunas con la buena intención de imitar las de Carlos Chacón. La familia Cela-Conde cuenta con otra serie de las mismas placas.
En el año 1975 creó dentro de la Mutual Complutense y a instancias de la “Asociación Cultural Henares” el taller o Escuela de Cerámica con el fin de actualizar la tradición alfarera de la ciudad, recuperando la figura del entrañable alfarero Braulio Vivas (Lali) al torno, mientras él impartía los contenidos sobre la técnica de cocción, decoración y conocimiento de engobes, esmaltes, barnices cerámicos, etc. Esta tarea de profesor-director de la escuela la continuaron alumnos suyos hasta hoy.
También en Torrejón de Ardoz, siendo concejal César Verges, se creó la “Escuela Municipal de Artes Plásticas”, encargando a Carlos la dirección del Taller de Cerámica.
Más tarde, en 1984, le ofrecieron fundar un taller de cerámica en la recién creada prisión para jóvenes Alcalá-II. Este centro fue inaugurado por el entonces Ministro de Justicia, Fernando Ledesma. La actividad de Carlos Chacón como profesor del centro penitenciario para jóvenes finalizó el 15 de agosto de 1985, fatal día en el que nos dejó para siempre. Junto a él también desaparecía, en el mismo accidente, su amigo Julio César Fernández.
Carlos Chacón, de su matrimonio con Chelo Espinosa Campos, tuvo tres hijos: Carlos, Bruno e Iván, que de alguna manera siguen los pasos de su padre.
La personalidad y el buen carácter de nuestro artista hace que hoy, después de tantos años, queramos recordarle y mostrar el aprecio que sentimos por él, exponiendo los recuerdos físicos: piezas de cerámica, cuadros, placas en relieve o decoradas; dibujos, bocetos, poemas y ese relato suyo: “La Torre Albarrana”, desarrollado en el entorno de Alcalá y donde trasluce la idea de una sociedad idealizada que aplica a sus hijos un método educativo casi imposible y no superado.
Alcalá siempre estuvo presente en su corta vida, por eso hoy Carlos está presente en Alcalá.
- Textos sobre esta exposición en el catálogo
Javier Rodríguez Palacios. “Alcalá de Henares se hizo grande también en el siglo pasado no por la extensión de sus calles ni por la cantidad de población que albergó, sino por la calidad de las personas que llegaron y que aportaron, quizá sin saberlo, la arcilla modelada de la nueva Ciudad que ahora es Alcalá“.
Arsenio Lope Huerta. “Dibujante de éxito, pintor de mérito, escultor accidental, supo encontrar en la cerámica el campo ideal para desarrollar sus capacidades y talentos artísticos, convirtiéndose en heredero de una perdida tradición complutense, al tiempo que abría nuevos caminos a aquellos alumnos que quisieron seguirle en tan hermosa aventura”.
Vicente Alberto Serrano. “Aquella calurosa tarde, al día siguiente del fatal atropello que nos borró de un sobrecogedor zarpazo las amplias sonrisas de Carlos y Julio, muchos de sus amigos decidieron regresar al escalón de la lonja de la Magistral, para contemplar, en silencioso homenaje, la que tal vez fuese la última obra pictórica de Carlos Chacón. Junto a la taberna de “El Rincón”, en la fachada lateral de un edificio –no recuerdo si por entonces estaba abandonado– Carlos había trazado pocos días antes una explosión de colores en fuga. Uno de sus buenos amigos se cuestionaba qué habría querido señalar con aquella pintura que lanzaba vigorosos trazos hacia el cielo. A la vez que, entristecido, se lamentaba porque, ni esa tarde ni ninguna otra, el autor ya nunca podría explicarnos su significado”.
Cuando desde el Club Nebrija hicimos la Primera muestra de pintores de Alcalá, en la Casa de la entrevista, se involucró tanto en contactar con todos, y en el trabajo, que no le dio tiempo a acabar la obra que iba a presentar. Cuando vino el jurado seleccionador de Madrid no le incluyó por ese motivo, pero nosotros, los de la junta del Nebrija, la metimos después de que se fueran. Cuando vino a la inauguración uno de ellos nos montó “un pollo” de lo lindo.¡Pero como se iba a quedar fuera Chacón! Además, le queríamos mucho.
BR.