¿Y el PP de Alcalá? Mal, gracias | Por Raúl González

• Raúl González Sanz, alcalaíno y activista social

Bartolomé González, con más de 25 años ocupando un cargo público (más de la mitad de su vida), y Marcelo Isoldi, con más quince años en igual situación encabezaban la semana pasada el cuarteto de compromisarios alcalaínos en el congreso nacional del PP. Ese simple dato ya evidencia la incapacidad de regenerarse de ese partido local y ni siquiera de renovarse.

En el propio proceso de elección también se demostraba el desmoronamiento del Partido Popular en Alcalá. La anterior elección interna, en 2013, en la que fue elegido Javier Bello para presidente local del PP, tenía un censo de 2.278 afiliados, cuatro años después se ha derrumbado y ha perdido el 90% de su base social y ronda los 300 afiliados.

Y es que el propio modelo de partido del PP hace que todo gire en torno a luchas de poder y toda la rentabilidad de sus esfuerzos está en ocupar y acumular cargos. La propia situación del grupo de concejales y concejalas es un páramo político. Hicieron una lista en 2015 para ocupar grandes cargos con sueldos igual de grandes, y cuando vieron que en realidad iban a tener que trabajar durante cuatro años sin tantos privilegios se desinflaron las grandes palabras de “servicio a Alcalá y los alcalaínos y España”. La gran promesa de la gran concejala que venía de Madrid para enseñarnos cómo se hace cultura dijo que para esto no cruzaba la M30 cada día, y ni siquiera se presentó por Alcalá después de las elecciones municipales. El nacional-católico Javier Bello aguantó seis meses hasta recolocarse en la gran banca. En ese rato, una exconcejala de Bello y Bartolomé González es detenida en la ‘Operación Flauta’ y se enfrenta a los presuntos delitos de prevaricación, tráfico de influencias, malversación de caudales y cohecho. Otro de los centenares de “casos aislados” de mala gente del PP en las instituciones haciendo cosas malas, pero que el PP nunca sabe.

Que la democracia interna es un término de ciencia-ficción en el Partido Popular lo demuestra que en septiembre de 2015, tras los malos resultados electorales, cuando se crea una corriente interna para pedir una Asamblea Local Extraordinaria con carácter urgente, se salda el asunto con la purga en 24 horas de una de la peticionarias, secretaria general de Nuevas Generaciones en Alcalá.

Y los ajustes de cuentas siguen. A principios de este año fue suspendido de militancia por dos años un joven concejal que había entrado de reemplazo, en 2015, ante la desbandada de los líderes de la lista electoral. En este caso se añaden dos elementos de esperpento. Uno es que este depurado había sido quien dio la rueda de prensa en 2015 justificando la purga de la secretaria general de Nuevas Generaciones. Ahora mismo ese concejal no se sabe qué entidad jurídica tiene (pertenencia al grupo del PP, un “no adscrito”, miembro del grupo mixto o elemento decorativo en el Salón de Plenos). El segundo esperpento en el partido del orden y la formalidad es que si desalojan al concejal depurado, la siguiente en la lista del PP es una adscrita al partido Ciudadanos. Siguiente conclusión: el PP no es un partido para jóvenes, ni en sus sedes ni en las urnas.

Y todo lo anterior en un ambiente de ruptura en al menos dos bandos claros del grupo de concejales en el Ayuntamiento. Por un lado el portavoz Víctor Chacón y otros paracaidistas como él, y por otro, concejales que fracasaron ya en 2011 cuando el resto del PP de España ganaba todo, y en Alcalá perdieron concejales, pero a esto últimos parece que es difícil reciclarles en el mundo laboral y aquí siguen.

En resumen, este es el partido que se revindica de la seriedad, de la democracia, de la responsabilidad… ¡y dos huevos duros!, que diría un marxista.

Raúl González Sanz, alcalaíno y activista social