- La mujer sufre importantes secuelas como cicatrices, alteraciones de la movilidad y síndrome de estrés postraumático
La pareja, que tiene una hija en común, dicutió el día anterior y a la mañana siguiente, Carlos Jesús B.S. se coló en la casa de su expareja en Alcalá de Henares saltando un muro metalico de dos metros y medio de altura y entró a la casa por la puerta de la cocina. Despúes esperó a Concepción M.G detrás del sofá con un cuchillo de 18 centrimetros de hoja.
El procesado propinó un puñetazo en la cara de la mujer y le asestó múltiples cuchilladas en la cara, la boca, la lengua y el cuello.
La mujer consiguió salir a la calle donde fue asistida por varios viandantes mientras que Carlos Jesús fue detenido por la Policía cuando se estaba deshaciendo de sus ropas ensangrentadas y arrojándolas a un contenedor de reciclaje.
En la vista oral, el procesado dijo que cogió el cuchillo para «acobardarla» también aseguró no recordar bien los cortes que le asestó a la víctima, pero que en un momento dado se dio cuenta de que aquello era «una barbaridad» y la dejó marcharse.
- Acusado de intentar matar a su expareja en Alcalá: “Cogí el cuchillo para acobardarla”
Carlos Jesús B.S., acusado de intentar matar a su expareja asestándole hasta 18 cuchilladas en cara, boca, lengua y cuello en abril de 2015, según declaró en la vista oral celebrada el 19 de Mayo, cogió el cuchillo para “acobardarla” y ha reconoció que fue “lo peor” que pudo hacer. El acusado explicó durante el juicio que accedió al domicilio de la víctima situado en la calle de Rafael Alberti de Alcalá de Henares para recoger “un par de chorradas” que ella no le había devuelto tras poner fin a la relación.
Carlos Jesús B.S. confesó que el día 28 de abril de 2015 se coló en la casa de su expareja , Concepción M.G., con la que mantuvo una relación durante 19 años, hasta diciembre de 2014, y con la que tiene una hija en común de seis años.
También declaró que accedió al domicilio de la víctima situado en la calle de Rafael Alberti de Alcalá de Henares para recoger “un par de chorradas” que ella no le había devuelto tras poner fin a la relación.
“Me colé trepando la valla que daba al patio de la casa. Sabía que no había nadie“, ha sostenido, antes de añadir que cuando escuchó las llaves y se percató de que Concepción había vuelto se dio cuenta de que “la había cagado“.
Fue entonces, según el acusado, cuando se escondió, pero su expareja le vio y se llevó “un susto enorme” y comenzó a gritar.
“Yo estaba muy nervioso“, declaró Carlos Jesús, que añadió: “Entonces cogí el cuchillo que había visto que estaba en la encimera de la cocina con la intención de, alguna forma, acobardarla y que se callara pero entonces ella lo que hace es engancharse al cuchillo y ahí ya empieza todo“.
El acusado manifestó no recordar bien los cortes que le asestó a la víctima, pero que en un momento dado se dio cuenta de que aquello era “una barbaridad” y la dejó marcharse.
Con un cuchillo japonés
En contra de la versión de los hechos expuesta por el acusado, Concepción ha sostuvo en su declaración como testigo que su expareja le estaba esperando ya con el cuchillo en la mano, de 18 centímetros de hoja, cuando entró en el domicilio.
Esa mañana, salió a las 8.45 para llevar a su hija al colegio. Tardó media hora antes de regresar a su domicilio. Cuando llegó a su casa, se lo encontró oculto en el salón y con un cuchillo japonés de 18 centímetros.
“No me dijo nada. Me dio un puñetazo y caí de espaldas. Ya me caí en el suelo. Tenía un cuchillo en la mano. Lo primero me que cortó fue la boca y me dijo cállate. Intentó cortarme el cuello y después vi que la única opción era salir por la puerta de la calle. Me arrastre mientras me seguía cortando“, ha detallado la mujer, quien ha declarado tras un biombo.
Pese a evitar en un principio el contacto visual con su agresor, la víctima ha tenido que acercarse al tribunal para mostrar las cicatrices de las puñaladas.
A escasos metros de su expareja , mostró las marcas que tiene en la comisura de los labios y detrás del cuello. Tras ello, ha ido directa a la puerta de salida de la sala de audiencias, evitando mirar a su expareja que sí seguía sus pasos desde el banquillo de los acusados de la Sección 16 de la Audiencia Provincial de Madrid.
“Pude abrir la puerta pero él me cerró la puerta en la mano”, ha agregado la mujer, quien desde entonces está de baja dado que sufre importantes secuelas consistentes en cicatrices, alteraciones de la movilidad y síndrome de estrés postraumático, según las conclusiones de la Fiscalía, algo que ha confirmado ella misma este jueves durante la vista oral, así como los forenses que han declarado como peritos.
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