
El Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense (GDPC), es un colectivo puesto en marcha por las asociaciones Hijos y Amigos de Alcalá y Ecologistas en Acción y cuenta con el apoyo de una veintena de asociaciones y entidades sociales y culturales de Alcalá.
En la misiva remitida hace unos días al actual Gobierno municipal muestran su inquietud por el resultado de una gestión del patrimonio en los últimos años.
Apelando a la sensibilidad del nuevo equipo de Gobierno, y como orientación de lo que estiman especialmente acuciante , por más que entiendan que los recursos son limitados y de que no todos son lugares de titularidad municipal; el GDPC plantea una serie de actuaciones factibles, realistas y que se pueden abordar con un presupuesto moderado, en breve plazo de tiempo , en los siguientes espacios de la ciudad.
- Molinos fluviales. El de La Esgaravita (s. XVI) fue tristemente demolido con la anuencia del Ayuntamiento de Bartolomé González, aunque restan en el solar algunos vestigios. Los otros tres (Colegio, Zulema y Armas) están en avanzado estado de abandono. Urge cubrir aguas, techarles con alguna estructura temporal, así como cerrar huecos; impedir el paso a su interior. Consolidar sus ajados muros, en espera de tiempos mejores. A cada día que pasa avanza la ruina. Esto es asequible, de presupuesto moderado y preservaría lo que queda en pie. De quién sean propiedad no es excusa.
- Polvorín militar de la cuesta del Zulema (1938). Ha sido recientemente sepultado bajo toneladas de tierra y escombros, por la ampliación del vertedero y por el desinterés de la anterior corporación municipal. Quizá intentaban tapar algo que les era incómodo. Urge su recuperación y protección (no está catalogado, aunque la Ley lo protege de manera genérica, como vestigio de la Guerra Civil). Las mismas máquinas que lo sepultaron pueden sacarlo de nuevo a la luz. Con poco coste, incluso se podría musealizar: instalar alguna exposición temporal con paneles que hablen de su construcción en plena guerra, su uso y la explosión de 1947; o que informen sobre los valores del vecino Parque de los Cerros.
- La Galera (1883). Sobresaliente ejemplo de arquitectura penitenciaria, llegó a ser la prisión central femenina de España. Es propiedad de la Universidad de Alcalá, que la mantiene en el más absoluto de los abandonos. Su techumbre pierde metros a cada año que pasa; no es una exageración, sino un hecho comprobable. El edificio camina hacia el colapso. Urge cubrir aguas con alguna estructura que evite la acción de los elementos; consolidar sus muros, antes de que ya no haya remedio.
- Fachada del Colegio Máximo de Jesuitas (s. XVII). Esta actuación es sencilla y muy poco costosa. Hace unos años se taladraron varios sillares, para instalar la iluminación festiva. Con esa actuación se infringió la legislación sobre patrimonio, sin que nadie se haya hecho responsable. No solo urge retirar esos anclajes, sino tapar adecuadamente los orificios. De paso, convendría retirar el cableado colgante del frustrado sistema antipalomas, que tanto afea al monumento, así como la palomina. Con poco coste, se pueden revertir estos dislates.
- Complejo rural de Espinillos (s/f). Esta antigua finca rústica, centro de ganadería, una venta cuyo rastro se pierde en la historia, está situada a las afueras de Alcalá, en terrenos propiedad de la Comunidad de Madrid, junto a una vieja carretera fuera de uso. Es objeto de continuos actos de vandalismo, de expolio con oscuras connivencias. Urge su protección (quizá con un vallado) y la vigilancia que le prestaría incluir el sitio en las rutinas de la policía. Que su historia esté poco documentada, hace que sea menospreciado.
- Yacimientos arqueológicos de La Esgaravita y La Magdalena (cronologías calcolítica y romana). Estamos convencidos de que se pueden revertir los acuerdos nefastos que se hayan podido tomar en el pasado. Los restos encontrados en ambas localizaciones justifican un fin más digno que la especulación y la construcción, lo que destruiría para siempre esos restos, apenas estudiados. ¿De veras no podemos evitarlo? ¿Cómo podremos justificar a nuestros descendientes que fuimos partícipes en la destrucción de su legado? Urge paralizar en lo posible, o modificar, estas actuaciones que arrasan yacimientos de tanto valor.
- Antigua fábrica de hielo Gallo (pos. s. XVI). Situada en una casona solariega venida a menos, vinculada a la Universidad cisneriana desde sus orígenes. Este edificio necesita una vigilancia extrema por parte del Ayuntamiento, para exigir de la propiedad que ponga los medios necesarios y evite su ruina. También para supervisar las proyectadas obras, que deben respetar y no alterar el edificio original, recuperándolo en sus trazas, materiales de construcción y en su apariencia, tanto externa como interna. No se debería perpetuar esta fiebre ‘fachadista’ que ha llenado el centro de cascarones con apariencia histórica, pero contenidos modernos carentes de valor alguno.
- Anterior colegio el ‘Porvenir de la Infancia’ (pos. ss. XVI-XVII). Esta antigua casona poseía hasta hace poco un hermoso patio de columnas de granito y zapatas de piedra labrada. Es una pieza irreemplazable del patrimonio civil complutense. Cayó en manos de una empresa alcalaína tristemente famosa por su maltrato del patrimonio. Tras presuntamente facilitar la ruina, lleva años en situación de abandono. Urge utilizar las herramientas legales al alcance del Ayuntamiento para obligar a los propietarios a rehabilitar el inmueble; en su defecto, iniciar la expropiación.
- Al igual que estas, hay otras casonas que requieren de la máxima atención y aplicación de la normativa. No nos olvidamos de Bodegas Criado, actualmente en obras. Tampoco de tantas otras edificaciones del casco histórico que, pese a la normativa que obliga a utilizar revocos respetuosos con la fábrica original, siguen abusando del cemento. Tradicionalmente se cierran los ojos o se mira hacia otro lado, con estas y otras infracciones.
- De igual manera, creemos que sería muy necesaria la ampliación del Servicio de Patrimonio Histórico. Cuenta con buenos profesionales, pero muy pocos medios. De poco sirve tener una normativa estricta en la preservación del patrimonio, si no se efectúa la necesaria labor de vigilancia y correcciones oportunas; acompañadas de sanción, cuando proceda, así como la obligación de revertir las obras no autorizadas. Creemos que debe ponerse fin a la política de hechos consumados. También consideramos imprescindible actualizar el Catálogo de edificios protegidos; está obsoleto y resulta incompleto.
DIARIO DE ALCALÁ / Ocho rincones históricos en alerta roja